
Los nuevos jubilados se retirarán con rentas que superan en un 13% el salario más habitual en nuestro país.
Mes tras mes el desembolso de la Seguridad Social continúa batiendo marcas históricas. Agosto de 2022 no es una excepción, dado que el desembolso escaló hasta rozar los 10.900 millones, lo que implica un incremento del 4,6% con respecto a la cuantía de hace un año. Resulta, sin duda, muy complicado, rebajar ese porcentaje considerando que actúan fuerzas como el intenso envejecimiento poblacional. Influye también el hecho incuestionable de que los nuevos jubilados se retiran con derecho a pensiones más elevadas que sus antecesores, por las características de sus carreras laborales y de su evolución salarial. Por ello, sigue resultando sorprendente que un contexto en el actúan inercias tan arraigadas como ésas, el Gobierno esté dispuesto a acometer en 2023 la revalorización histórica a la que le aboca el IPC récord de este año, ya en vías de terminar 2022 en una tasa promedio el 8%. Como resultado, una vez materializado dicho incremento, las nuevas pensiones serán un 13% más elevadas que el sueldo más habitual en España, situado en 18.480 euros anuales, según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE. De nada sirve invocar ahora el supuesto tope que un futuro Pacto de Rentas impondría a la revalorización de las rentas de los jubilados. Ese acuerdo se encuentra por completo en el aire, y todavía es más incierto el efecto que tendría sobre los jubilados. Como resultado, la única certeza es que la cancelación definitiva de la reforma de 2013 y la sujeción de las pensiones al nivel de precios (sin el recurso a factor corrector alguno, como podría ser la esperanza de vida o la evolución del PIB), agravarán el ya preocupante desequilibrio que la Seguridad Social afronta.