Opinión

El indulto y el insulto

Usted ha contratado a un administrador de confianza para que le lleve las cuentas. Y descubre que lleva muchos años desviando su dinero para realizar actividades opacas que usted no autorizó y que además son ilegales. Usted denuncia el caso. El administrador niega los hechos durante una década y se defiende diciendo que usted le ataca porque él pertenece a un determinado partido político. En realidad, usted le denuncia porque le ha hecho perder muchísimo dinero y porque ha cometido actividades ilícitas. Varias instancias judiciales le declaran culpable y le condenan a la cárcel y finalmente el Tribunal Supremo confirma la condena.

Su administrador no repone el dinero y su familia y sus amigos y muchos miembros de su partido político, le dicen a usted que la cárcel es una exageración. Porque el administrador es muy buena persona. Es verdad que es responsable de sustraer cientos de millones o ha permitido que un tercero los sustraiga. Pero él no se ha quedado con nada. Y esa circunstancia es la clave de que su administrador merezca un homenaje en lugar de ir a la cárcel. Porque, vamos a ver, es cierto que urdió un sistema para que usted no se diera cuenta de lo que hacía con su dinero. Y es cierto que permitió y facilitó que con su dinero se financiaran acciones ilegales que usted nunca quiso ni autorizó ni conoció. Pero él se limitó a hacer posible la trama ilícita, a conocerla, permitirla y sostenerla. No obtuvo beneficio económico personal. Hombre, tenga usted en cuenta que ese beneficio se lo dejaba a otros. Entonces, no podrá usted negar que se trata de una buena persona, sin tacha, de un administrador impecable.

Porque está claro que juzgar a alguien por los hechos es claramente injusto. A su administrador se le debe juzgar por su trayectoria vital. Si en una vida dedicada a administrar nunca se quedó con nada que no fuera suyo, ahí tenemos a un hombre extraordinario, de valores morales superiores. Imagínese usted: un administrador que no se queda con dinero ajeno. Ahí es nada: un fuera de serie. Y así toda la vida, oiga. No un ratito nada más, no. Toda la vida. Entonces, por el hecho simple de que durante algunos añitos de nada, haya ignorado las advertencias de quienes controlaban la legalidad de sus actos, haya sustraído o permitido que otros sustraigan unos milloncitos para realizar actividades ilegales, debería quedarse en pura anécdota. No sea usted mala persona y reconozca que un administrador así es un mirlo blanco, un ejemplo de conducta, alguien, en definitiva, que merece el indulto de su pena de cárcel que, así vista, resulta muy injusta.

En los delitos económicos, los políticos no dudan en otorgar el perdón a otros políticos

Ni su familia ni sus amigos ni muchos miembros de su partido político discuten que si el administrador de una empresa, a sabiendas, facilita y permite desviar los fondos para que los directivos los apliquen a acciones ilegales, aunque no toque ni un euro, es responsable penalmente. Entonces, la diferencia con este caso es solo una: que el administrador que usted contrató es un político. Y los políticos son indultados. Precisamente por los políticos. A usted le sustraen su dinero de los fines legales a los que lo destina, le engañan para que no se entere y permiten, facilitan y ayudan a que otros se lo gasten en su propio beneficio. Si eso lo hace un político, no vaya usted a pensar que cumplirá la condena. Además, sería injusto. Porque hay muchos políticos que, aun obrando mal en menudencias de dineros, han ayudado muchas veces a algún ciego a cruzar la calle. No me diga usted que haber obrado bien desde pequeñito no puede ahorrarle a un político la cárcel cuando le vengan mal dadas por un quítame allá esas pajas.

Pero el indulto en realidad es un insulto a usted, a la justicia y a la dignidad de todos. Sobre todo si se piensa en cuántos condenados pobres, personas realmente buenas, hay en la cárcel ahora mismo pagando un error ocasional de juventud, o la mala suerte de haber nacido en un ambiente social determinado. Esos delincuentes van a quedarse en su celda. Los políticos van a ser indultados. Y no es la primera vez: otros ejemplos hay, como usted sabe.

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