
La falta de negociación sigue marcando el decreto que, de acuerdo con lo esperado por el Gobierno, se convalida hoy
A menos de 24 horas de que el plan de ahorro energético del Gobierno se debata en el Congreso de los Diputados, el Ejecutivo del presidente Sánchez da por garantizados los apoyos que necesita para que quede convalidado el decreto-ley. Es cierto que, durante la mañana de ayer, esos avales se mostraron dudosos. La incertidumbre llegó al punto que la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, reaccionó asegurando que estaba dispuesta a mitigar el unilateralismo que ha caracterizado la elaboración del plan de ahorro desde su mismo origen. En concreto, abrió la puerta a que se tramite posteriormente como proyecto de ley y se incluyan "modificaciones". Las palabras de Ribera garantizan el respaldo del PNV y ERC a cambio de unas concesiones mínimas. De hecho, el Gobierno prevé que las "mejoras o medidas adicionales" que se sumarán al decreto serán recomendaciones para el sector industrial sin carácter obligatorio. Sobre esta base, puede ya anticiparse que, en el corto plazo, nada sustancial cambiará en el plan de ahorro y este último continuará marcado por la ausencia de un auténtico consenso. No lo logrará hoy en el Congreso de los Diputados ya que se da por seguro el rechazo de PP, Ciudadanos y Vox. Pero tampoco disfrutó de él con anterioridad, como demuestra la nula participación de las organizaciones empresariales en su elaboración. La misma exclusión sufrieron las comunidades autónomas, después de su reunión puramente protocolaria con el Gobierno, a principios de este mes, en la que no se consideró ninguna de sus objeciones. Resulta así inevitable que el decreto sea una fuente de conflictos jurídicos entre el Estado y la Administraciones y sectores encargados de hacerlo cumplir.