
N ike ha comercializado unas zapatillas totalmente digitales en NFT (el título digital que acredita quién es el propietario), y Zara ha lanzado una de sus colecciones en phygital (combinación de digital y físico). Al mismo tiempo, Travis Scott ha celebrado un concierto online para 12 millones de jugadores de Fortnite, mientras Heineken Silver se elabora exclusivamente en la cervecería virtual que la empresa tiene en la plataforma Decentraland.
Los ejemplos de presencia de las grandes marcas en el metaverso son muchos y muy diversos, sin embargo, de momento, todos están encaminados más a la presencia de marca, que a la monetización de los servicios o productos que se ofrecen en el nuevo universo virtual. Y la pregunta que surge inmediatamente sería: ¿Qué pueden hacer las pymes para posicionarse en este contexto de incertidumbres que aún rodea al metaverso? Una cuestión para la que podríamos encontrar respuestas tan difusas como el propio desarrollo futuro de ese entorno virtual del que todo el mundo habla, pero del que poco se conoce, más allá de experimentos corporativos destinados exclusivamente a potenciar el lado innovador de una determinada marca.
Estamos ante la evolución natural de Internet, a la que la pequeña empresa no puede ser ajena
Pero esa capacidad, económica y de infraestructura, para desarrollar proyectos en el entorno digital requiere un esfuerzo que solo las grandes marcas pueden desarrollar. Una pyme, ni puede, ni le interesa, desarrollar este tipo de pruebas que podrían poner en riesgo su propia capacidad financiera, sin resultados tangibles sobre el negocio. De ahí que, lo más recomendable para este tipo de empresas sea la de mantener una actitud de observación activa, analizando el desarrollo de novedades y a la espera de saber cómo se van a monetizar los servicios en este nuevo universo. Porque solo la monetización puede permitir que una pyme se decida a participar de este nuevo entorno de negocio que, más tarde que pronto, terminará por conformarse alrededor del metaverso.
Aunque quizás, todavía no es el momento, sí se debe empezar a tomar posiciones y contar internamente con talento capacitado para detectar cuándo es el momento de dar el paso y en qué dirección hacerlo. Tenemos que recordar el retraso tecnológico que, en gran parte, sufre el tejido empresarial en España.
Una situación que la campaña del kit digital está tratando de paliar aprovechando los recursos europeos del programa Next Generation para la digitalización de las pymes. Esta pasividad ante los retos digitales nos lleva a pensar que, en relación al metaverso, se producirá ese mismo escepticismo que lleve a nuestras pymes a perder oportunidades de negocio que podrían suponer una garantía de futuro segura.
Todavía quedan muchas incógnitas por resolver en un mundo que solo se ha diseñado y que está a la espera de la financiación que le permita desarrollarse. Sin embargo, lo que está claro es que el metaverso, como sugiere Mark Zuckerberg, es "la evolución natural de Internet" y esto supone una puerta abierta al futuro por la que todos tendremos que pasar.
El negocio comenzará cuando nuestro hijo, mientras juega a Fornite, pueda entrar de forma virtual en una pizzería, realizar un encargo virtual, y que al rato suene el timbre porque el repartidor nos trae el encargo físico realizado y pagado de forma virtual. Ahí estará el negocio y ahí tendrán que estar nuestras pymes para conseguir atender a una nueva generación de clientes a la que habrá que adaptarse, si no se quiere perder el tren del futuro que, queda claro, se llama metaverso.