
Las encuestas electorales, que al fin y al cabo lo son de opinión, carecen de la condición de aleatorias y, por lo tanto, no se pueden calcular los errores de muestreo (no se conoce a priori la probabilidad que tiene cada individuo del universo de pertenecer a la muestra). Lo cual es maquillado sistemáticamente por las empresas demoscópicas que, con gran soltura de cuerpo, publican: "El error de muestreo de esta encuesta es del equis por ciento".
Un engaño doble, pues ni el error de muestreo se puede calcular ni la encuesta tiene un solo error de muestreo, pues, en el caso de que se pudieran calcular esos errores habría que obtenerlos para cada "casilla" de los cuadros estadísticos.
Por otro lado, si se solicita a un ciudadano que desvele el secreto de su voto, la tentación de engañar se acrecienta. Esto lo saben bien quienes se dedican a este negocio, por eso recurren a la cocina, basada en el buen olfato con el cual la experiencia ha dotado al analista y en un dato fundamental para esa cocina: el recuerdo de voto, pues en esos cuestionarios hay una pregunta imprescindible para ese enjuague de la cocina.
Esa pregunta es la siguiente: "¿A qué partido votó usted en las pasadas elecciones?". Y el analista obtiene de esa respuesta (sabiendo, como sabe, el resultado de esas elecciones) el sesgo mentiroso del conjunto de los encuestados. El hecho es que esas cocinas cada vez aciertan más (excepto las de Tezanos) y ello se debe sin duda al buen olfato de los profesionales que a esto se dedican.
A Sánchez le va a ser harto difícil recuperar el crédito político que ya ha perdido
Bajando al terreno de hoy, Ignacio Varela publicaba hace pocos días unos comentarios acerca de las encuestas electorales que viene haciendo un medio de comunicación digital: "Hay, efectivamente, un punto de inflexión que coincide con las elecciones andaluzas del 19 de junio. A partir de ese momento, sucedieron en la demoscopia varias cosas: primero, se aceleró la deriva hacia la derecha del cuerpo electoral. Segundo, se abrió la frontera entre los bloques. Hoy, medio millón de personas que hace dos años votaron al Partido Socialista han decidido ya o consideran seriamente entregar su voto al Partido Popular, y 1,3 millones se muestran indecisos o se inclinan a abstenerse. Tercero, la intención de voto al PP ha dado un salto de varios puntos que en las oleadas realizadas desde entonces se ha consolidado hasta llevarlo al 33,4% con el cual cierra el curso. Y cuarto, los dos partidos que se sientan en el Consejo de Ministros rompen sus suelos. El PSOE ya está enquistado por debajo del 25% y Unidas Podemos tiene serias dificultades para alcanzar el 10%".
Euroskopia, un consorcio integrado por ocho empresas demoscópicas de la UE, ha realizado una encuesta en nueve países europeos. Pedro Sánchez obtiene una nota de 4,5 puntos sobre 10, emparejado con el canciller alemán Olaf Scholz. La gestión de estos dos dirigentes es la peor valorada por la ciudadanía de sus respectivos países. Los españoles califican a Sánchez con un 4,2.
Macron y el ya dimitido Draghi son los que encabezan el ranking general. En otras palabras: que Sánchez recupere el crédito político que ha perdido le va a resultar harto difícil.