
Sanidad ha filtrado a medios afines la negociación con la británica Orchard de la financiación pública de Libmeldy. El también conocido como el medicamento más caro del mundo (una dosis cuesta 2,47 millones) sirve para tratar una enfermedad genética mortal que afecta a los niños.
En concreto, cada año nacen entre tres y cinco bebés con esta enfermedad. Sin duda, adquirir este fármaco es una buena medida para evitar estas muertes. El problema está en que el Gobierno ha "vendido" esta compra como un ejemplo de la apuesta de la Sanidad por las terapias punteras, cuando la realidad es muy distinta, ya que carece de presupuesto para ello. Así lo indica la patronal Farmaindustria en un informe en el que destaca que "España tiene un acuciante problema de acceso a los medicamentos innovadores". De hecho, nuestro país acostumbra a liderar rankings de dudoso éxito en materia farmacéutica. Uno de los más llamativos es el retraso de 517 días que sufren de media los fármacos en llegar a España tras ser aprobados por Europa, por los 133 de Alemania o los 240 de Francia. Una demora que es incluso mayor en el caso de los medicamentos para enfermedades raras, y que provoca que casi la mitad de las innovaciones farmacéuticas no estén aún disponibles en España frente al escaso 8% de Alemania.
Sanidad 'vende' su apuesta por los medicamentos innovadores cuando la realidad es que España está a la cola de la UE
Estos datos demuestran que, lejos de que se quiere transmitir desde Sanidad, las trabas a la innovación persisten, lo que genera un claro perjuicio a los pacientes. Además lastra el negocio de las farmacéuticas, lo que va en contra de las futuribles inversiones que quieran realizar en España. El Gobierno debe dejarse de burdas maniobras de marketing y acometer reformas que realmente fomenten la innovación en la Sanidad.