Opinión

Se habla del último fracaso independentista, la caza de espías y las ampollas de los diputados

Los 'festivaleros' se ríen del catalanismo

El verano trae el arranque de la primera temporada de festivales sin restricciones en dos años. Y esto se convierte en una oportunidad para reactivar dos de las actividades más castigadas por la pandemia: el turismo y la industria musical. Aunque en Cataluña algunos siguen a lo suyo. Es el caso de Òmnium Cultural, la organización consagrada a predicar el catalanismo, que ha visto en estos eventos la puerta de entrada al público joven. Pero los de Xavier Antich se encuentran con que los organizadores están más interesados en presentar un cartel con grandes estrellas internacionales que dar pábulo a un ideario indepe del que su público se mofa. De hecho, ha sido bastante sonada la pintada en el Primavera Sound de Barcelona de un beso entre la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Prueba de que los jóvenes catalanes mantienen un sentido del humor provocativo e iconoclasta ante el que las proclamas de instituciones como Òmnium quedan completamente fuera de juego.

A la caza del espía en el Tribunal de Cuentas

El caso Pegasus ha recordado a muchos que el riesgo del espionaje a las altas instituciones del Estado es muy real. Y en lo que se refiere al Tribunal de Cuentas parecen habérselo tomado especialmente en serio. Según cuentan los trabajadores, en el organismo que preside Enriqueta Chicano, encargado de fiscalizar las cuentas públicas, se han producido varios barridos efectuados por la policía en busca de dispositivos de escucha. No consta que hayan detectado ninguno aunque, por motivos obvios, el secretismo sobre la investigación es alto. La pregunta es cuántas operaciones similares se desarrollan en los organismos que toman decisiones "especialmente sensibles".

Los roces que de verdad amargan a los diputados

La enfermería del Congreso de los Diputados es una institución clave en la vida política española. Por su puerta es habitual ver pasar a parlamentarios, periodistas y personal de la Cámara Baja para todo tipo de consultas médicas. Especialmente los días de Pleno, donde se llegan a formar colas de espera. Pero, ¿cuál es la urgencia médica más habitual entre sus señorías? Los zapatos. Y es que, según cuentan, las rozaduras del calzado son una constante con independencia de ideologías y grupos políticos. Hasta el punto de que en las semana de Pleno las existencias de apósitos llegan a agotarse. Quizá el dolor de las ampollas explica la beligerancia de algunos en la sesión de control.

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