Opinion legal

El Señor Lobo y el Cambio Climático

Foto: Archivo.

La publicación el día 9 de agosto del sexto Informe de Evaluación elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPPC -Intergovernmental Panel on Climate Change) de la ONU ha devuelto a la primera página de la actualidad mediática al Cambio Climático antropogénico: la evidencia de su existencia, las pruebas que van arrinconando las menguantes voces negacionistas. Está aquí, ahí y allí, sucede hoy y ahora. Solamente nos queda elucubrar y reflexionar sobre su velocidad, alcance y consecuencias: a corto, medio y largo plazo, individuales o colectivas, económicas o geológicas, locales o globales. Habrá muchos perdedores y algún ganador, aunque no tengo claro que vaya a ser de la especie homo sapiens.

Aunque por otro lado... el día 5 de agosto, en la revista Nature Climate Change se publicaba un estudio del Instituto de Postdam para la Investigación del Cambio Climático (PIK) que, también por causa del cambio climático generado por el efecto invernadero, nos avisa de la posible e irreversible modificación de la denominada Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC), a la que también pertenece la Corriente del Golfo que , como en la película El día después de mañana (2004), nos lleva a un escenario de mucho, mucho frio.

Y, de nuevo, el ruido, el barullo, las declaraciones ampulosas e incongruentes (al menos con los hechos propios de los declarantes), la retórica calentorro-catastrofista, las caras serias, los anuncios con niños y adolescentes enfadados, preocupados: jóvenes que reclaman un futuro viable, con razón y con todo el derecho... hasta que salimos a dar una vuelta.

Los profesionales que llevamos muchos años trabajando en el ámbito del medio ambiente hemos podido observar desde cerca cómo ha evolucionado la percepción del problema. No solo al nivel de las grandes declaraciones y programas mundiales, sino también en las charlas estivales de sobremesa. En la Cumbre de La Tierra (Río 1992) apenas se apuntó el problema, que se abordó en Kioto en el año 1997. Hace 20 años el cambio climático apenas era una pequeña parte en un programa universitario de master en medio ambiente.

Desde la perspectiva que me concierne tengo la impresión de que el ordenamiento jurídico, en sentido amplio, ha sido uno de los ámbitos donde más se ha trabajado, donde sí se han hecho los deberes, o gran parte de ellos. De Kioto a Glasgow media un trecho, tan grande como el que va de la Ley 38/1972, de 22 de diciembre, de protección del ambiente atmosférico, a la recientemente publicada Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética , pasando por el tremendo régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE UE) , incluso yendo por el centro de Madrid si se quiere.

El Derecho hace mucho, aunque parece que no lo suficiente, para contribuir a paliar, mitigar o incluso "luchar" contra el problema. Ahora, además, ya nos compran la idea de hacer esfuerzos en la necesaria "adaptación", siendo todos conscientes de que se adapta mejor a un cambio de +3°C que no a uno de + 6°C ( o -50°C, si el cambio climático la lía con la AMOC…) , y mucho mejor si se hace en dos o tres generaciones, que en dos décadas, esto parece meridianamente claro.

Pase lo que pase, habrá que adaptarse, y será preciso actuar con agilidad, determinación y hacerlo en el momento oportuno. Darwinismo puro. El cambio es la clave, esté generado por causas antrópicas o cósmicas, y hacerlo bien en el fondo, la forma y en el momento oportuno determinará el éxito o el fracaso. Espabilen, despierten, que el dinosaurio sigue ahí.

Todo este proceso de adaptación requiere de una actitud proactiva y es precisamente ahí donde desde el asesoramiento jurídico podemos ser más útiles, siendo capaces de anticipar escenarios y consecuencias, optimizando muchas veces el resultado. Sigue siendo desmoralizador observar como algunas empresas e instituciones solamente recurren al asesoramiento legal medioambiental, como si del Señor Lobo de Pulp Fiction (1994) se tratase, cuando tienen el cadáver en el maletero, en vez de anticipar para evitar lo que en su momento ni siquiera era un verdadero problema, sino que incluso podría haber sido una clara oportunidad.

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