
El sudoku de las investiduras se despeja y está a punto. Así los confirman altos responsables del PSOE y del PP, aunque auguraban resultados diferentes en los partidos que a ambos les quedan por jugar.
El optimismo se apuntaba con trazas firmes de verosimilitud en la sede de Génova. "La semana que entra Casado arregla Murcia y Madrid se apunta el dato", aseguraba este fin de semana un veterano dirigente popular, quien al mismo tiempo descartaba rotundamente una hipotética abstención de su partido en la investidura de Pedro Sánchez. Casado necesita consolidarse como líder la oposición y cualquier acuerdo con los socialistas dejarían ese papel a Ciudadanos y al "no es no" de Albert Rivera. Y si tras conservar el feudo de Castilla y León consigue mantener Murcia y Madrid "estaría fortaleciendo su poder territorial que, como se demostró en 2011, es clave para ganar las siguientes generales".
En el PSOE dan por seguro que Sánchez no conseguirá la investidura
Mas pesimistas estaban en Ferraz, donde la dirección socialista da prácticamente por seguro que Sánchez no logrará la investidura la próxima semana y anuncian que "sólo repetirá en septiembre si antes ha conseguido garantizarse la mayoría suficiente". El propio presidente del Gobierno en funciones daba ayer por rotas las negociaciones con Podemos, culpabilizaba a Iglesias del divorcio como era su intención, y los estrategas del PSOE, con Iván Redondo a la cabeza se preparan ya para unas nuevas elecciones que todas las encuestas que manejan confirman que volverían a ganar y mejorando sensiblemente resultados.
Casado arreglará la presidencia de Murcia y Madrid tomará nota de ello
Sensación esta que transmiten también los dirigentes de los partidos que han mostrado su predisposición a apoyar la investidura como el PNV, Compromís y los regionalistas de Cantabria. Tanto Aitor Esteban como Joan Baldoví y Miguel Ángel Revilla, han expresado públicamente su decepción porque Sánchez ni ha mantenido una negociación sería con ellos ni les ha presentado oferta alguna.
Saben que Sánchez no se fía de Iglesias, que recela también de los partidos que le apoyaron en la moción de censura, pero le tumbaron los Presupuestos y le abocaron a elecciones, además de que no quiere asumir el riesgo y la felonía de tener un Ejecutivo dependiente de las exigencias de Junqueras y de Bildu. Claro que todavía queda una semana por delante y con esta clase política que nos ha tocado lidiar en estos tiempos todo tiene un precio y lo que hoy es negro mañana puede convertirse en blanco. ¡Vaya tropa!