Opinión

El perjuicio de un euro fortalecido

El tipo de cambio del euro se aprecia hasta los 1,14 dólares y ya está en camino de los 1,17 billetes verdes.

Puede sorprender este comportamiento de la moneda única considerando la claridad con la que el presidente del BCE, Mario Draghi, habló este mes sobre su disposición no solo a reactivar los programas de estímulo monetario, sino también a retomar las bajadas de los tipos de interés. La expectativa de reducción de las tasas debería pesar sobre el euro y hacer que se depreciara. Sin embargo, en la ecuación actual influye otro banco central: la Reserva Federal de Estados Unidos.

La Fed cuenta con el mismo afán que el BCE de contribuir a que la inflación y, en paralelo, el crecimiento económico ganen vigor. La diferencia estriba en que Jerome Powell ha sido mucho más contundente que Draghi a la hora de marcar su hoja de ruta. Mientras el economista italiano fía las bajadas de tipos a la evolución futura de la eurozona, los recortes en EEUU podrían empezar en julio. Además, la Fed cuenta con mucho más margen de actuación, ya que ha llevado a cabo nueve subidas del precio del dinero desde 2015.

Como resultado, es probable que en un plazo tan próximo como el verano el dólar siga debilitándose y se encarezca el euro. Sería prematuro encender ya las alarmas, dado que están muy lejos los máximos, todavía recientes, de los 1,24 billetes verdes.

Ahora bien, aunque la apreciación se mantenga en niveles más moderados, sus efectos llegarían en un mal momento, cuando el PIB de la eurozona se muestra incapaz de acelerar su crecimiento. Es más, la situación de la industria alemana es especialmente delicada, por las caídas de producción que muestran sus sectores automovilístico y químico.

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