Opinión

Mario Draghi, la cigarra y la hormiga

En el bachillerato leí la fábula de La Fontaine en versión original (el francés era entonces la lengua extranjera más estudiada). Empezaba así: La cigale, ayant chanté tout l'Été/ se trouva fort depourvue/ quand la bise fut venue… (la cigarra, habiendo cantado todo el verano/ se encontró muy desprovista/ cuando el viento frío llegó…). Cuando la cigarra pidió ayuda a la hormiga, ésta le preguntó: ¿qué hacía en el tiempo del calor? "Cantar", dijo la cigarra. "Yo trabajaba, dijo la hormiga", y añadió: "¡Pues bien! Sigue cantando"("Et bien! Dansez maintenant").

Era una enseñanza moral que pretendía inculcar dos virtudes: el trabajo y el ahorro. Una enseñanza moral que la política del BCE, con Mario Draghi al frente, parece haber olvidado, anunciando un nuevo aplazamiento de las subidas de tipo de interés en el último Consejo del BCE y la posibilidad de nuevas bajadas en Sintra (Portugal).

¡Qué contumacia con tipos de interés tan bajos que disuaden el ahorro! Cuando un ahorrador de clase media pregunta a su experto: "¿Qué tengo que hacer con mi ahorro?", si éste es sensato le dirá: "De momento, déjalo en liquidez para aprovechar oportunidades y/o haz lo que siempre hicieron tus abuelos y padres: inversión inmobiliaria, por si sube el precio de las casas mañana; es decir, espera y/o especula".

Otras alternativas son complicadas. Como el mercado bursátil, que exige estar dedicado a él: comprar en la baja y vender en las subidas… y los fondos de inversión, ya se sabe, rentabilidad escasa y comisiones de gestión altas. Además, mantener un inmueble hoy en día no es barato: IBI (exagerado en muchos casos por la voracidad mu-nicipal), gastos de mantenimiento, agua y luz si se quiere tener preparado. Por si se quiere rentabilizar hay limitación de alquileres, amén de quedar en manos del arrendatario, que si no paga alegará que le desahucian antisocialmente y dejará la casa para reformar.

Y es que la política del BCE, y de otras instituciones políticas nacionales y europeas, apoya a las cigarras para que canten o, incluso, si pueden, pidan créditos para seguir cantando en épocas de carestía. Con tipos de interés tan bajos como los actuales (cero o incluso negativos) es difícil sacar un rendimiento razonable al ahorro regular del ciudadano que, entre otras cosas, le defienda de la inflación (poca o mucha).

"¡El banco no te da na-da!", se oye cuando se co-menta en un grupo qué hacer con los dineros que modestamente se han acumulado en una cuenta corriente (¡que a veces se anuncia que habrá que pagar por tenerla y que se grava a través de comisiones por cualquier movimiento!).

Esta política de tipos de interés bajos fue lógica durante un tiempo. Para salir de la crisis. Pero mantenerla continuamente va contra las hormigas, es decir, los millones de honrados ciudadanos corrientes que ahorran cantidades modestas de su sueldo y carecen de instrumentos sofisticados para rentabilizarlos. Además de desesperarse, al ver lo inútil de su esfuerzo, pierden la confianza en la virtud del ahorro y se lo enseñan a sus descendientes.

Draghi está ayudando a que se cree una Europa de cigarras. No es el único. También contribuyen a ello los incrementos de impuestos exagerados de todo tipo, que detraen de las rentas de la clase media una parte importante. Los impuestos son necesarios, pero, cuando se pasan, acaban con las hormigas. En algunos casos propician el atesoramiento (lo que antes se llamaba dejarlo en el colchón) y la tendencia al fraude. Además, ¿para qué van a sacar a la luz unos dineros que no van a poder rentabilizar modestamente? Como mucho, se gasta en consumo directo.

Afortunadamente, la media del ciudadano no ha tenido una formación financiera. Votaría distinto si la hubiera tenido esa formación financiera y pensase lo que el BCE y los gobiernos les están haciendo a sus ahorros. Porque los Draghis no se eligen directamente por los ciudadanos. Pero los ponen al frente del BCE los Gobiernos. Unos gobiernos que no solo achicharran a impuestos, sino que también se endeudan ¿Quién no lo haría a ese tipo de interés? Así los gobernantes gastan para mejorar en votos en las elecciones. Pero penalizan a los ahorradores del futuro, a los que tendrán que aumentar los impuestos para pagar esa deuda pública.

Así que, ¿con estos políticos quién va a querer ser hormiga? ¡Todos cigarras! Lo que pasa es que la cigarra, según La Fontaine, "se trouva for deprouvue quand la bise (viento frío) fut venue…." Y el frío llega, ¡vaya que si llega!

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