Opinión

Formación para todos en las empresas, una apuesta segura

Si educarse es prepararse para el futuro, formarse es hoy la única manera de no perder el tren que nos alejará del presente. Las empresas cada día son más conscientes de que una fuerza de trabajo preparada y motivada significa valor añadido. Un intangible que se percibe con la nitidez del que observa a un escuadrón en formación. Con la confianza del que se sabe en el buen camino y la sensación del saber cumplido.

Ante un futuro en interrogante periodo, la única certidumbre para resolver la ecuación ganadora, es la formación. Esa gran "X" que resulta de la suma de felicidad, motivación e imaginación frente al desafío. Las certezas matemáticas se diluyen en una realidad cambiante, más de ciencias sociales que de exactas o puras.

Ya lo dijo Simon Sinek: "Cuando la gente se mueve por dinero, quiere una recompensa. Cuando se crea una conexión emocional, solo quiere aportar". Liderar hacia el futuro de una manera positiva debería ser el objetivo de cualquier empresa. Generar espacios productivos y listos para la sonrisa entre sus empleados. Espacios de desarrollo personal donde sacar lo mejor de uno mismo, sus habilidades y capacidades. Espacios mentales, físicos y digitales, donde mejorar sus competencias y aprovechar su potencial.

Las compañías deben invertir en el crecimiento personal de los empleados

Los beneficios de formar en desarrollo personal y tener una fuerza laboral más productiva, inclinan la balanza y la cuenta de resultados de manera definitiva. Democratizar la formación es además una inmejorable estrategia para aumentar las cotas de felicidad de nuestros empleados y el bienestar de la cultura empresarial.

Las encuestas concluyen con claridad que los trabajadores esperan la oportunidad de desarrollarse. Que valoran y anteponen su crecimiento y desarrollo personal por encima de otros aspectos como su trabajo e incluso, su vida social. Nueve de cada diez, creen que es realmente importante que las empresas inviertan en el crecimiento personal de los empleados. Sin embargo, cuando se observa el ratio de organizaciones que lo hacen, el porcentaje baja drásticamente. Democratizar una formación de estas características, eficaz y positiva, debería ser una apuesta total y una prioridad compartida de presente. Igual que cada uno de nosotros aspira a sacar lo mejor de uno mismo, el líder ha de trabajar para sacar el máximo potencial de sus empleados.

¿Qué empresario dejaría de invertir en tener un equipo cada vez más feliz, preparado, fuerte y capaz? Si aún no consigue dimensionar el asunto, un último dato: el mercado del e-learning corporativo, el próximo año moverá más de 31.000 millones de dólares alrededor del planeta.

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