Opinión

'Brexit' y viajes de negocios: crónica de una pesadilla anunciada

Mientras el Reino Unido alarga la agonía debatiendo la fecha y los términos del Brexit, ya están en marcha las conjeturas para intentar adivinar cómo serán los viajes posteriores al Brexit entre las dos zonas. ¿Deberíamos prepararnos para afrontar grandes trastornos para viajar al Reino Unido desde España o cualquier otro país de la Unión Europea, o conviene mantener la cabeza fría? En este artículo intentaré hacer un balance de algunos riesgos plausibles.

¿Coger un avión para pasear por Regent Street o hacer negocios en Canary Wharf se convertirá en una carrera de obstáculos debido al Brexit? Es difícil responder a esta cuestión, ya que la dimensión del impacto del Brexit continúa fluctuando según tengamos en cuenta unas u otras declaraciones y los augurios de si la ruptura será finalmente dura o blanda. Una cosa es cierta: el viajero de la Unión Europea a Reino Unido experimentará una enorme alteración de su rutina. Y a la inversa, su alter ego británico, seguramente tampoco lo tendrá nada fácil para acceder a cualquiera de los otros 27 países aún leales a la UE.

¿Significa esto que nos vamos a enfrentar a un rompecabezas administrativo para estos desplazamientos? Al haber perdido la costumbre de tener que hacer trámites administrativos, los viajeros se han acostumbrado a entrar y salir fácilmente en los viajes entre España y el Reino Unido, por lo que ahora corren el riesgo de desesperarse con los tediosos trámites de aduanas en el aeropuerto o en las estaciones de tren. El famoso "carril de la vía rápida", patrimonio de los ciudadanos británicos y europeos, probablemente ya se esté preparando para vivir sus últimos días.

En noviembre de 2018, la Comisión Europea indicó que los titulares de pasaportes del Reino Unido todavía podrían viajar dentro del área Schengen sin necesidad de un visado, siempre y cuando, eso sí, el gobierno del Reino Unido otorgue esta capacidad de forma totalmente recíproca e indiscriminada a los viajeros europeos.

Esto es especialmente relevante, ya que se está preparando un proyecto similar al formulario electrónico para obtener el visado ESTA de EEUU. La idea está inspirada en lo que Estados Unidos ha estado haciendo durante años para la mayoría de los viajeros de negocios y de placer. Es decir, una web en la que cualquier ciudadano que no sea de los Estados Unidos debe proporcionar sus datos personales y especificar las razones de su viaje por una docena de dólares para obtener un acuerdo administrativo para ingresar al territorio (sujeto, por supuesto, a tener un pasaporte válido). La versión europea, llamada Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS, por sus siglas en inglés), podría costar 7 euros y dar derecho a entrar a la zona Schengen.

Para el viajero, el impacto del Brexit podría ir más allá del propio ámbito de los viajes. Tengamos en cuenta, por ejemplo, el caso de las facturas de roaming relacionadas con teléfonos móviles: desde 2017, la Comisión Europea ha logrado que los operadores de telecomunicaciones no cobren cargos de roaming adicionales para un usuario de un país A que se desplace un país B si permanece dentro de la Unión Europea. En el caso de la salida del Reino Unido, no se excluye que los costes vuelvan a aplicarse. Incluso si se trata de una ley europea, el Reino Unido podría decidir liberarse de ella.

Este desorden también podría afectar a los seguros de viaje. Hoy en día, los acuerdos recíprocos hacen posible que los viajeros europeos se beneficien de una cobertura de accidentes y enfermedades equivalente gracias a un seguro de ocio o profesional. Como hemos visto anteriormente, es probable que la salida del Reino Unido ponga todo en tela de juicio y lleve a renegociaciones entre países que podrían generar importantes aumentos de costes para los viajeros.

Un último ejemplo terminará de convencernos de que el Brexit no va a ser nada bueno para los viajes: el carnet de conducir. Hasta ahora estaban vigentes las mismas reglas para los conductores de vehículos. Aparte de que el volante esté a la derecha o a la izquierda, actualmente es posible conducir sin ninguna restricción en particular, salvo cumplir con las normas locales de circulación, en cualquier país de la Unión Europea. Sin embargo, algunos informes no descartan la posibilidad de que haya que obtener una licencia internacional después del Brexit y la obligación de advertir a la aseguradora tan pronto como uno entre o salga de una carretera de la Unión Europea (o, en el caso contrario, del Reino Unido).

Lamentablemente, esta lista de posibles impactos del Brexit en los viajes está lejos de ser exhaustiva, ya que los detalles de un Brexit cuya modalidad aún no está definida pueden ser innumerables, con los consiguientes inconvenientes para los viajeros. La nueva complejidad anunciada dificultará los desplazamientos de negocios entre España y el Reino Unido, poniendo trabas a los negocios y el enriquecimiento mutuo entre empresas o particulares de ambos países.

Todavía no sabemos los términos concretos, pero una cosa es segura: los costes aumentarán. La pregunta es cuánto.

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