Opinión

La importancia del diálogo social

Hoy, primero de mayo, se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores. Por ello, me gustaría aprovechar esta tribuna que me brindan para felicitar sinceramente a todos los trabajadores y a los sindicatos, con los que compartimos multitud de mesas de diálogo y con los que trabajamos codo con codo para tratar de construir un país mejor. Me gustaría enfatizar, ya que nunca se hace lo suficiente, el importante papel que el Diálogo Social ha protagonizado en el progreso y el bienestar de las principales economías avanzadas. Y, por supuesto, en nuestro país.

En España, los interlocutores sociales podemos sentirnos especialmente orgullosos del trabajo realizado en este marco durante las últimas décadas. Hemos sido pioneros en ejercitar la negociación, la concertación y el diálogo social. No hay que desdeñar que muchos países, tras el éxito español, nos han querido emular.

Desde los primeros pactos entre sindicatos y empresarios de los años ochenta al IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que firmamos el 5 de julio del año pasado y que estará en vigor hasta el año 2020, se han sucedido una numerosísima serie de encuentros y diálogos entre los interlocutores sociales que han permitido que nuestro mercado laboral evolucione. Creo humildemente que CEOE ha demostrado siempre una voluntad permanente y constante de diálogo. Me gusta recordar que José María Cuevas, auténtico adalid en esta materia, repetía a menudo: "Hay que negociar siempre y cuando ya no sea posible alcanzar acuerdos... hay que seguir negociando".

Se refería a una negociación y a un diálogo social que ha traído resultados esenciales para que la transición democrática se alcanzase en un ambiente de paz social. Esa paz social, que hoy en día es la principal infraestructura del país, ha servido para que los empresarios mantuviésemos un permanente diálogo con los trabajadores, a través de las organizaciones sindicales; con la opinión pública y con la sociedad.

Los empresarios hemos ofrecido multitud de cauces de concertación y diálogo. Nuestro afán es aportar soluciones y propuestas concretas, que respondan con rigor a los retos y desafíos que afrontan las empresas y la sociedad en su conjunto.

Desde CEOE siempre aportamos nuestras ideas y nuestras sugerencias con honestidad, al margen de los planteamientos políticos, con absoluta independencia y respetando escrupulosamente la lealtad institucional. Tratamos de que nuestros marcos normativos mejoren para que podamos estar en igualdad de condiciones con los países del resto de Europa y para conseguir que, tanto España como Europa, sean cada vez más modernas y competitivas.

Me gustaría pedir que, en una fecha como la de hoy, todos reflexionemos sobre lo que ha significado para España el Diálogo Social y seamos conscientes de que no podemos aparcarlo. Sería una lástima. Debemos pararnos a valorar y a pensar en los logros alcanzados, en los objetivos que quedan por cubrir y, sobre todo, en analizar nuestras posibilidades para encarar el futuro, vertiginoso, que nos espera a todos: a empresarios y a trabajadores.

Soy optimista, pero no tenemos tiempo que perder. A corto plazo, debemos ponernos a trabajar para modernizar nuestro sistema de negociación colectiva, para que pueda responder a desafíos como la globalización y la digitalización.

En esta nueva etapa que se abre a partir de ahora en España, los empresarios españoles, como siempre, ofrecemos, desde el primer momento, nuestra colaboración al futuro Gobierno desde la lealtad institucional, el respeto permanente a la Constitución y a la Corona y mediante la apuesta decidida por el diálogo social. Sé a ciencia cierta que los trabajadores y los empresarios tenemos una misión compartida: construir una sociedad más próspera y con menos desigualdades. Aunque en ocasiones podemos diferir en el diagnóstico y en las soluciones, con trabajo y con diálogo será posible llegar a nuevos acuerdos, que permitan construir el país que queremos entre todos. Reitero mi felicitación a todos los trabajadores con el deseo de que logremos una sociedad en la que haya cada vez más empresas punteras y, más pronto que tarde, pleno empleo.

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