Unas elecciones sirven fundamentalmente para elegir la representación de la ciudadanía. Y en un sistema como el nuestro, parlamentario, son estos representantes los que eligen a un gobierno. En general, se vota para mantener a un gobierno, para condicionarlo, o para cambiarlo por otro.
Así, obviamente el primer titular que dejan las elecciones del domingo es que Sánchez seguirá en Moncloa. Pero también resulta evidente que las preferencias de la ciudadanía no son las mismas que en 2016, lo que condicionará tanto el gobierno de España, como las condiciones en las que se votará en 26 días para elegir doce gobiernos autonómicos y todos los ayuntamientos.
Empecemos por la representación: quizás la lección más importante que nos dejan las urnas es que las apariencias engañan. Llevamos muchas semanas escuchando que Vox, el partido más escorado a la derecha de todos los que se presentaban, al menos con alguna opción, iba a obtener una representación espectacular. Recoger los bulos que nos han llegado a todos a través de las redes sociales sería muy largo, pero todos lo hemos ido viendo. Realmente, a la hora de la verdad, Vox como partido de gobierno era un espejismo: un 10 por ciento de los votos y 24 escaños. Tiene muy poco que ver tener una minoría muy movilizada y llenar un pabellón con obtener una elevada representación.
Al final, por supuesto las encuestas fallan, pero el ojímetro falla aún más. El voto oculto de Vox no estaba por ninguna parte. Pero es que era muy complicado que los votantes de Vox estuviesen hipermovilizados y diciendo a los periodistas lo orgullosos que estaban de ese partido, y al mismo tiempo, que esos votantes ocultasen su voto a cualquier encuestador: el voto oculto del que se presume es como soplar y sorber al mismo tiempo: algo que no puede ser.
Ahora bien, el miedo a Vox ha movilizado a muchos votantes para que eligiesen a opciones con las que, en algunos casos, quizás no estuviesen muy de acuerdo. Esto probablemente haya pasado, pero también es bastante probable que deje de pasar cuando los ciudadanos ya pueden calibrar la representatividad real de las distintas fuerzas políticas que se han presentado a las elecciones. Y aquí destaca, además de la victoria del partido socialista, el crecimiento de Ciudadanos, que ha pasado de 32 a 57 escaños, un incremento de casi el 80 por ciento, y que se ha situado a menos de un punto del PP en porcentaje de voto.
Hemos tenido una participación récord en las elecciones lo que es un triunfo de la democracia. Además, tenemos un crecimiento muy importante de la opción más centrada, en un terreno de enorme polarización. Todo esto cambia sustancialmente el marco en el que se moverán las próximas elecciones, que también estarán marcadas por la evidente crisis del que hasta hace muy poco era el partido más votado de España: el PP. Esto ya era algo previsible, o por lo menos lo habían previsto análisis y encuestas, pero ya se ha materializado, lo que cambia sustancialmente las cosas. La fuerza del PP es otro espejismo que las urnas han despejado.
Lo que no influirá en los resultados de las próximas elecciones, simplemente porque no va a dar tiempo, es la configuración del próximo gobierno. Albert Rivera e Inés Arrimadas ya anunciaron ayer que Ciudadanos va a liderar la oposición al Gobierno de Sánchez. Por otro lado, Sánchez ya ha elegido socios: Podemos y los partidos nacionalistas, a tenor de lo que ha declarado en los debates de la campaña el propio Pedro Sánchez. Por pura aritmética, el apoyo de Podemos es simplemente imprescindible, y Pablo Iglesias ya ha "solicitado" entrar en el gobierno, vaticinando que la negociación va a ser larga…
Por otro lado, y también por pura aritmética parlamentaria, Sánchez, además de necesitar el voto favorable de Podemos, necesita para la investidura que ERC, PdeCat y Bildu no voten en contra, y también que alguno de estos grupos vote a favor, además de otros apoyos. Evidentemente, los votos en una investidura no son gratis, y los intereses y objetivos de los partidos separatistas catalanes, y aún más de los herederos de los que jaleaban el terrorismo son sobradamente conocidos… Por todo esto, probablemente tengamos un panorama inquietante, y ante esto, desde Ciudadanos ejerceremos una oposición firme y responsable.
A título personal, ésta era la tercera vez que me presentaba al Congreso por Madrid en menos de cuatro años. En esta ocasión, nuestra lista por Madrid ha tenido más votos que nunca, siendo la segunda fuerza con casi un 21 por ciento de los votos. Por supuesto, tengo la obligación de aprovechar estas líneas para agradecer la confianza de los ciudadanos que nos han votado, y el trabajo de todos los que han hecho posible que revalide el escaño: muchas gracias.