
Tras asistir a los dos debates electorales, la conclusión más obvia es que todos mienten. Sánchez reclamó que le pusieran a Rivera la máquina de la verdad. Éste acusó a Casado de mentir a sabiendas. Ambos se revolvieron contra el presidente del Gobierno y le acusaron de falsario. Pero todos sabían que Iglesias estaba dispuesto a decir lo que fuese necesario para salirse con la suya. ¿Quién de los televidentes estaría dispuesto a comprarle a cualquiera de ellos un coche de segunda mano? Creo que nadie.
Es el problema: no se les puede creer. Por tanto, hemos perdido la confianza en nuestros representantes, a quienes tenemos que elegir mañana para que se enfrenten a los dos grandes problemas que se plantean en España: la crisis económica y el enfrentamiento que se vive en Cataluña. Dos cuestiones que están relacionadas y que no se pueden resolver una sin otra. Un sudoku que hemos confiado en resolver a unos políticos a los que no creemos, como en la película argentina de Matías Piñeiro Todos mienten (2009).
Esta es la causa por la que hasta el último momento ha existido tanta incertidumbre. No se vota para elegir al que más te gusta, sino para que no salga quien más te disgusta. Así, las cábalas son enormes. Si fuese cierto un triple empate entre Vox, PP y Ciudadanos en torno a 60 diputados por cada uno, la situación sería tremenda. ¿Se imaginan un Gobierno con Abascal, Casado y Rivera?
La derecha valiente y envalentonada podría enquistar el conflicto y en una década producir la quiebra de la unidad territorial, como vaticina el líder de ERC, Oriol Junqueras. La otra alternativa casi es peor: que la izquierda y los independentistas sumen y que a Sánchez no le que-de más remedio que entenderse con Iglesias. Esto podría ser una solución para intentar construir una autopista para que los independentistas tomasen tierra, pero provocaría el pánico de los mercados.
La solución más sensata sería un gobierno de centroizquierda como el que acordaron hace tres años Rivera y Sanchez , pero que Iglesias impidió. Si bien, esta vez PSOE y Cs tendrían que quitarse los "cordones sanitarios" que se han puesto mutua y estúpidamente. Qué tiempos aquellos en los que existían gobiernos con mayorías absolutas y en los que la estabilidad estaba garantizada.