Opinión

Todos a la cárcel

Foto: Efe.

En la medida en que el juicio del procés avanza es posible reconstruir lo que sucedió con mayor claridad. Escuchando a los testigos, no queda la menor duda de que hay un grupo de dirigentes independentistas, entre los que se encuentran Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Marta Rovira, que planificaron una rebelión civil contra el Estado para lograr la independencia de Cataluña. Para conseguirlo, estaban dispuestos a cualquier cosa. De hecho, estos personajes, en su delirio, hubieran deseado muertos y miles de detenidos para inclinar a la opinión pública a su favor.

En esta tesis no estaban todos los líderes independentistas catalanes, e incluso se podría decir que la mayoría pretendía con el procés era forzar al Estado a negociar un encaje de Cataluña en España, respetando el orden constitucional. Desde Jordi Pujol hasta Artur Mas y buena parte de los dirigentes de CiU se vieron arrastrados por la dinámica prerrevolucionaria instigada desde ERC+ANC+Omnium Cultural y jaleada por los dirigentes de la CUP y sus jóvenes cachorros (los Comités de Defensa de la República, CDR). Los dirigentes de la asonada, los Jordis y los líderes de ERC han sido meridianamente claros: no se arrepienten de lo que hicieron y volverían a repetirlo. Es cierto que Junqueras ha matizado sus posturas, haciendo creer que es partidario de una independencia viable y que no está en la línea de los Jordis. Pero no es menos cierto que su línea de crédito está bajo mínimos. Ha engañado a demasiada gente diciéndoles lo que quería oír. Lo cierto es que la ensoñación de una independencia que le convirtiera en una especie de Garibaldi catalán la ha mantenido desde siempre este anodino profesor de Historia, al que ahora le ha dado por la Física cuántica.

Puigdemont y Torra han sido los tontos útiles de este proceso. Mas confiesa en privado que cuando llegó a la Generalitat en 2010 sustituyendo en el cargo a José Montilla se encontró una Cataluña en bancarrota. Fue en ese proceso de ajuste cuando se desató el procés. Con todos estos elementos sobre la mesa de un juicio sobre el 1-O, que ha sido calificado de ejemplar por los observadores neutrales, ya se puede adelantar sin miedo a equivocarse que el resultado va a ser como la película de Luis García Berlanga Todos a la cárcel (1993).

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