Opinión

Moisés y sus confluencias

  • Las fracturas del partido no impiden a Iglesias comportarse como un caudillo
Foto: Efe.

El profesor Gabriel Albiac, en un artículo publicado en ABC el pasado domingo, recordaba, a propósito de la vuelta al ruedo político de Pablo Iglesias, que la Biblia (Éxodo, 32) narra el retorno de Moisés a su rebaño después de haber visto a Dios en la cima del monte Sinaí y tras haber recibido allí las Tablas de la Ley. Claro que "distinguir a un profeta de un paranoide no es sencillo", añadía Albiac.

Pablo Iglesias no ha permanecido viendo al Creador en ningún monte, pero sí ha pensado en llevar a los suyos a la Tierra Prometida mientras cambiaba los pañales a sus dos mellizos en un chalet serrano que, según se dice, le costó 600.000 euros. Iglesias, como Moisés, también tuvo su traicionero hermano Aarón, en este caso llamado Errejón. Un Errejón que se ha puesto en brazos de la abuelita-lobo y esta señora, simplemente, ha tirado a la basura a Podemos, es decir a quienes la llevaron a la Alcaldía, convencida como está de ser la más guapa del baile y la más lista de todos. En verdad, tiene un ego mayor del que acumula una gavilla de rioplatenses.

El reencuentro de Pablo-Moisés con su fervoroso pueblo tuvo lugar el sábado 23 de marzo en la placita que hay frente al Museo Reina Sofía. No se reunió allí demasiada gente, es cierto, pero no faltaron banderas republicanas. (¿Por qué esa manía de reivindicar la II República? Un sistema político que acabó como el rosario de la aurora entre cientos de miles de muertos, muchos de ellos asesinados a causa de la gran mierda ideológica que cayó sobre Europa tras la Gran Guerra). No faltaron tampoco los gritos de rigor y el fervor feminista.

En fin, allí, tras hora y media de espera, habló Moisés. ¿Y qué dijo? Pues lo de siempre: demonizó a los banqueros y a las "veinte familias" que lo manejan todo en España (si son solo veinte, ¿por qué no da sus nombres?). En fin, maldijo a los medios de comunicación que, según él, buscan la destrucción de Podemos. Y lo dice él, que es, sobre todo, un invento de las televisiones privadas (como la Sexta, que ese sábado lo tuvo en pantalla más de hora y media).

En verdad, Podemos ha sido desde su inicio una gran mentira. No ha existido nunca como partido, pues en la mayor parte de España son "confluencias", todas ellas taradas con ese virus que es el nacionalismo y la negación de la Constitución del 78.

Unas "confluencias" que al ver que el barco estaba a punto de naufragar en Madrid no han tardado ni dos minutos en saltar a tierra y se han desenganchado en Galicia, en el País Vasco y hasta en Andalucía. Vamos, que más que "confluencias" son ya "disfluencias" (valga el palabro).

Pero esa flojera orgánica no le ha impedido a Iglesias comportarse como un caudillo, liquidando muy estalinianamente a quienes se han atrevido a contradecirle en lo más mínimo.

Por no ser verdad tampoco lo es que él se hay tomado un "permiso de paternidad", porque los diputados no tienen ese derecho. ¿Cómo iban a tenerlo si pueden ausentarse del Parlamento como, cuando y cuanto quieran?

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