Desde que el Reino Unido votó su salida de la Unión Europea, el potencial impacto del Brexit se ha acentuado en nuestros sistemas de salud. Para la mayoría de sectores, los problemas relacionados con el Brexit son de carácter económico, pero para los medicamentos es distinto. En la industria farmacéutica innovadora desarrollamos medicamentos que mejoran la calidad de vida y a menudo salvan la vida de los pacientes europeos y británicos. Para nosotros, la mayor preocupación sobre el Brexit siempre ha sido garantizar la seguridad del paciente y la salud pública, y en concreto el suministro ininterrumpido de medicamentos tanto a pacientes de la UE-27 como del Reino Unido.
La magnitud de este cometido no debería subestimarse, ya que aproximadamente 1.000 millones de envases de medicamentos cruzan la frontera entre la UE y Reino Unido cada año. Esto implica que cada mes se exportan 45 millones de envases del Reino Unido a la UE y 37 millones en sentido opuesto. Mientras se mantenga la incertidumbre política en torno a la futura relación entre el Reino Unido y la UE, nuestra industria se ha comprometido a estar preparada ante cualquier escenario.
En la práctica, esto ha provocado que todas las compañías se hayan preparado para un escenario "sin acuerdo", modificando, como consecuencia, sus cadenas de suministro. Entre las medidas tomadas se incluyen: el almacenamiento de medicamentos, la duplicación de controles de calidad, la transferencia de licencias y la gestión de rutas para el transporte de medicamentos desde y hasta la UE en ferris arrendados por el Gobierno británico a través de seis nuevas rutas portuarias. Los isótopos médicos utilizados en el tratamiento del cáncer, y otros productos de breve vida útil, podrán ser transportados por vía aérea, en lo que se plantea como uno de los mayores retos logísticos de suministro a los que nuestra industria y el resto de agentes del sector sanitario se han enfrentado jamás.
A pesar de los intensos preparativos, la salida sin un acuerdo ni periodo de transición dejaría al Reino Unido sin un marco regulatorio que ha llevado décadas desarrollar y que garantiza la seguridad del paciente, el suministro de medicamentos y la investigación clínica. Independientemente de las acciones llevadas a cabo por nuestra industria, conseguir que los medicamentos lleguen a los pacientes involucra a un amplio rango de agentes, que incluyen desde autoridades regulatorias a compañías de transportes, mayoristas y los propios gobiernos.
Teniendo en cuenta la necesidad e importancia que tienen los medicamentos para nuestra salud, nos preocupa la falta de priorización por parte de otros agentes fuera de nuestra industria hacia la protección del suministro de medicamentos. Asimismo, se han constatado acciones positivas hacia otros sectores, tales como la pesca, el transporte o servicios financieros, pero es preciso incidir en la relevancia de desarrollar acciones destinadas a la protección de la salud pública y del suministro de medicamentos.
Existen ciertas acciones clave que deberían iniciarse de inmediato. A pesar de los esfuerzos de las compañías, no será posible completar la transferencia de todos los controles de calidad de medicamentos del Reino Unido a la UE antes del 30 de marzo de 2019, por lo que la UE y sus Estados miembros deberían permitir el uso de medicamentos cuya calidad haya sido evaluada en el Reino Unido. De forma similar, en el caso de los dispositivos médicos que se utilizan junto con los medicamentos y que actualmente están certificados con Conformidad Europea (CE), deberían estar disponibles para su uso en Europa en el corto plazo. A pesar de que dos tercios de las compañías farmacéuticas han indicado que las disrupciones en la frontera siguen siendo su mayor preocupación, la situación fronteriza entre la UE y el Reino Unido sigue siendo incierta. En este sentido, es necesario adoptar medidas que prioricen los medicamentos, los principios activos, las materias primas y los materiales para ensayos clínicos.
La Comisión Europea y la Agencia Europea del Medicamento han advertido que cualquier actuación para resolver estos asuntos es competencia de los Estados miembros. A pesar de que los países están llevando a cabo distintas aproximaciones, creemos que cualquier actuación debería ser liderada a nivel de la UE en representación de los Estados miembros, ya que supone la forma más fácil y consistente de asegurar la flexibilidad temporal necesaria en beneficio de la salud pública y los pacientes. Ahora es el momento de pasar a la acción.