Opinión

Gran estafa electoral

  • Usar noticias falsas para ganar no es legítimo aunque sea legal
Foto: Archivo.

España tiene tras de sí una larga experiencia en todo aquello que puede catalogarse como fraude electoral. La falta de tradición democrática ha provocado una enorme desconfianza en los partidos políticos.

Existe un fuerte temor a que lo que ha ocurrido con el Brexit o con la elección de Donald Trump se pueda repetir el próximo 28 de abril. A través de las redes sociales, determinadas empresas han acumulado un gran número de datos en torno a los ciudadanos. Gracias a la llamada "inteligencia artificial" y la utilización de una serie de algoritmos se hace una detallada radiografía digital de cada votante. Estos datos, sin ningún tipo de consentimiento, se venden a los partidos políticos, que ya están elaborando estrategias digitales dirigidas a crear una determinada conciencia. Todo vale con la intención de reorientar el voto hacia otra determinada opción electoral. Es como en la pelicula de Lasse Hallström La gran estafa, en la que se pone de manifiesto que en política y en los negocios vale todo. Voces ciudadanas y juristas han pedido al Defensor del Pueblo que haga algo contra el llamado marketing digital que determinados partidos, por no decir todos, están utilizando.

Utilizar noticias falsas para ganar unas elecciones no es legítimo, aunque todavía sea legal. La ley sobre protección de datos no contempla situaciones nuevas como las que están apareciendo, porque van muy por detrás de la realidad. ¿Se dejará actuar a la Agencia Española de Protección de Datos antes de las elecciones?

El Parlamento británico ha recibido una comisión que ha hecho un duro informe que todos deberíamos leer y del que solo Alemania ha tomado buena nota, parándole los pies a Facebook. El Gobierno argumenta que es "muy difícil" luchar contra tales prácticas y la oposición tampoco parece estar interesada en denunciarlo. Lo mismo ocurre con los Consejos de Ministros sociales de los viernes, la avalancha de decretos leyes que se están aprobando sin ningún tipo de justificación, y un largo etcétera. La oposición, por su parte, especialmente Pablo Casado y Albert Rivera, simplemente se dedican a decir mentiras contra el Ejecutivo, con el afán de desprestigiarlo, sin aparentemente darse cuenta que el partido se está jugando en otra liga. Vamos por mal camino.

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