
Si la amplísima historia compartida no fuese bastante, está claro que los nuevos intereses geoestratégicos mundiales son razón más que suficiente para que el conjunto de latinoamericanos, españoles y portugueses nos pongamos de acuerdo de una vez.
Desde 2016, el mundo gira a otra velocidad. La red de relaciones económicas y empresariales internacionales se ha vuelto mucho más compleja y descarnada. El pulso comercial entre los Estados Unidos y China lo domina prácticamente todo. Parece que los continentes están rotando su representación en el mapa, de manera que el Pacífico ocupa ahora el centro del tablero, mientras el Atlántico se aleja hacia el finis terrae donde ya estuvo en sus orígenes. En ese nuevo escenario, está claro que, América Latina a un extremo, y Portugal y España al otro, quedamos en la parte más excéntrica y alejada de la toma de decisiones del nuevo orden mundial. Los llamamientos a la colaboración, y esa sensación de urgencia, han condicionado los resultados del último Panorama de inversión española en Iberoamérica. Se trata de una importante encuesta a 106 grandes empresas y pymes nacionales, elaborado por el IE Business School y presentado hace unos pocos días en Madrid. Sus resultados señalan que tres de cada cuatro grandes empresas españolas quieren seguir creciendo en América Latina, así como casi nueve de cada diez pymes, un dato proporcionalmente incluso más trascendente que el anterior.
Los inversores empiezan a ser más sensibles a la estabilidad política de los países donde quieren crecer
El estudio certifica una realidad incontrovertible, como es que Latinoamérica e Iberia siguen siendo regiones estratégicas a donde dirigir y recibir nuestras respectivas inversiones. Sin embargo, este año el análisis también incorpora un matiz y una novedad significativa: los inversores empiezan a ser más sensibles a la estabilidad política de los países donde quieren crecer. En los próximos tres años, Colombia, Chile, Panamá, Perú, Uruguay y México atraerán la mayor parte de las inversiones españolas, con México y Argentina perdiendo protagonismo en ese ranking ante las distintas incertidumbres asociadas a cada país.
A ambos lados del Atlántico estamos en un proceso de renovación de las élites y de definición de un nuevo pacto social. Buscamos relaciones transnacionales más creativas, prácticas y eficientes. La seguridad jurídica, la ortodoxia económica, la transparencia y la sostenibilidad deben ser las guías de ese proceso, aunque por desgracia no terminamos de obtener resultados tangibles ni un proyecto común verdaderamente ilusionante.
Para los nuevos inversores en Latinoamérica, y también en España y Portugal, resulta perentorio tener un conocimiento local de las economías de la región
En ese sentido, el resultado de la encuesta debería entenderse como una advertencia y una llamada a reaccionar. Latinoamérica e Iberia siguen siendo los mejores aliados posibles, pero, en una polarización comercial tan apremiante como la actual, nadie puede esperar por nadie. A cada momento, surgen alternativas de inversión, sean en Canadá, en Asia o en Estados Unidos. Si no terminamos de avanzar juntos, la propia inercia de los tiempos puede volver a distanciarnos y, a mayor lejanía, sin duda también estaremos mucho más expuestos y seremos más débiles.
En esa encrucijada, desde Llorente & Cuenca estamos persuadidos de que toca seguir tendiendo puentes y redoblando el esfuerzo. Para los nuevos inversores en Latinoamérica, y también en España y Portugal, resulta perentorio tener un conocimiento local de las economías de la región. Como lo es también contar con una visión global de los competidores, y de las distintas circunstancias que pueden afectar la estabilidad de los mercados, e incluso la reputación y licencia social con que operan sus empresas.
Vivimos en un entorno volátil, de cambios complejos y constantes. Los empresarios deben estar dispuestos a cuestionar lo aprendido hasta ahora, y saber gestionar su negocio desde la responsabilidad y la transparencia.