El presidente de Red Eléctrica, Jordi Sevilla, recibe con mal talante las críticas a sus actuaciones empresariales. Sevilla decidió vetar el martes a elEconomista en la rueda de prensa que convocó para explicar las líneas generales de su plan estratégico ante el temor, imaginamos, a recibir preguntas incómodas sobre cómo puede afectar a la tarifa este ambicioso plan, sobre la repercusión de la adquisición de Hispasat en sus cuentas y las artimañas para esquivar la autorización de la CNMC.
También podría haberse hablado de la repercusión en la firma de una nueva interconexión con Marruecos, que servirá para importar más energía generada con carbón y provocar cierres de centrales en nuestro país y pérdida de empleos, además de ser una clara contradicción con la política que defiende el Gobierno de reducción de emisiones.
Esta situación se vuelve mucho más crítica, toda vez que Sevilla debe considerar, como hizo en su tiempo Miguel Blesa en Caja Madrid, que la empresa es su cortijo y actúa como un auténtico censor, olvidando, por ejemplo, que el 20% de Red Eléctrica es de propiedad pública.
