
Ante una demografía en caída libre como le ocurre a la española no es de extrañar que la preocupación por el futuro de las pensiones haya entrado en la agenda social. Sin embargo, hay prácticas respecto a las pensiones que es preciso cambiar, por ejemplo en lo tocante a prejubilaciones y a fondos de pensiones.
Las jubilaciones se siguen produciendo en España a edades medias muy bajas (en torno a los 62 años). En 2016, el 40% de todas las jubilaciones lo fueron antes de los 65 años. ¿Y eso por qué? Porque en España siguen campando por sus fueros los "jubiladores", personajes dedicados -en la empresa privada y en el área pública- a forzar la jubilación de muchos empleados "maduros", descargando así sobre la espalda de la Seguridad Social multitud de pensiones destinadas a personas que están en perfectas condiciones físicas y mentales y que, además, no desean jubilarse. Valga un ejemplo sangrante: el de los médicos de la Sanidad Pública arrojados por la fuerza a la jubilación durante los años de la crisis. Todo ese afán "jubilador" se basa en una falacia amplia y repetidamente refutada, según la cual "jubilar a los viejos crea empleo para los jóvenes". Una afirmación totalmente falsa.
Por otro lado, los fondos de pensiones afectan en España a más de siete millones de personas y mueven cada año casi 70.000 millones de euros, pero tienen más inconvenientes que ventajas. Basta con acercarse a una web, como invertio.com, para darse cuenta de que tal "solución" lo será para las entidades financieras emisoras de esos fondos (que no se pueden rescatar antes del día de la jubilación), pero no para sus suscriptores. En la citada web podemos leer que solo 3 de los 335 fondos con 15 años de historia tuvieron -entre 2001 y 2016- una rentabilidad superior al 5,24% del Ibex. Peor aún: la media de esos 335 planes de pensiones arrojó una rentabilidad del 2,03%, de manera que no alcanzó siquiera la mitad de las dos rentabilidades alternativas (Ibex y bonos públicos).
Por otra parte, cálculos financieros pertinentes muestran que al recién jubilado le conviene cobrar todo el fondo de una vez, aunque tenga que devolver al Estado lo que éste le financió "animándole" a suscribir uno o varios fondos de pensiones.
Según asegura el especialista Pablo Fernández, "pocos gestores de esos fondos se merecen las comisiones que cobran". La baja rentabilidad de estos obedece a que las gestoras y bancos que los mantienen son ineficientes o ignorantes; imponen al cliente minorista comisiones abusivas (de hasta el 2%) o les colocan acciones-basura a cambio de lograr de las empresas jugosos contratos de emisión de deuda, dirección de créditos sindicados u otros negocios mayoristas. O por una desleal unión de los tres motivos.
Por otro lado, la jubilación en España es prácticamente igual al retiro definitivo, a la inactividad. En efecto, solo 117.000 personas de 65-69 años estaban ocupadas a finales de 2016 y por encima de los 69 años solo había 34.000 personas activas, lo cual no es de extrañar dadas las restricciones hoy existentes.