Opinión

La presión fiscal a las empresas amenaza la creación de empleo

  • El sector privado destruyó 6.800 empleos entre octubre y diciembre
  • Los positivos efectos de la reforma laboral de 2012 aún perduran
  • El menor ritmo de crecimiento económico empieza a notarse

Los negativos mensajes del Ejecutivo hacia las empresas, anunciando alzas impositivas, ya empiezan a ralentizar la firma de contratos en el ámbito privado.

LA EPA del cuarto trimestre refleja el aumento de puestos de trabajo más elevado de la historia. En concreto, se crearon 566.200 empleos en 2018, lo que incrementó el total de ocupados hasta 19.564.600 personas, el nivel más alto desde 2008. El paro, por su parte, bajó en 462.400 personas durante el pasado año, lo que supone un 12,3 por ciento menos que en 2017, registrando su sexto descenso anual consecutivo. Es  cierto que el retroceso es inferior al ocurrido en los cuatro años precedentes. Pero debe valorarse como positivo, si se tiene en cuenta que incluye los datos del último trimestre, normalmente negativo para el mercado laboral por la extinción de los contratos relacionados con la temporada de verano. 

A grandes rasgos, las cifras correspondientes al conjunto del año son buenas y vuelven a poner de manifiesto que los positivos efectos de la reforma laboral de 2012, aún perduran. De ahí que la intención del Ejecutivo de tocar las líneas maestras de dicha norma solo pueda ser vista como un grave error, que ralentizará la creación de empleo.

Sin el sector público, se habría destruido empleo en el último trimestre del año

Los datos, en cambio, dejan de ser positivos si se circunscriben a solo el último trimestre del año. Sin duda que se creara empleo (36.600 puestos de trabajo) en un periodo tan negativo para el mercado laboral es una buena noticia. El problema llega cuando se comprueba que este incremento se produjo exclusivamente por el sector público, que incorporó a 43.500 personas. Por el contrario, el sector privado destruyó 6.800 empleos entre octubre y diciembre. 

Esta caída demuestra que el menor ritmo de crecimiento económico empieza a pasar factura a la creación de empleo. Pero sobre todo ponen de manifiesto los dañinos efectos de los mensajes del Gobierno hacia las empresas. Es cierto que los incrementos fiscales que más pueden castigar a las firmas (Sociedades y alza de las cotizaciones) aún no están en vigor, ya que para ello antes deben aprobarse los Presupuesto, misión harto complicada habida cuenta de la debilidad parlamentaria del Ejecutivo. Pero sin duda, los mensajes que el Gobierno ha lanzado contra el sector empresarial desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa ya empieza a lastrar las contrataciones que las empresas realizan.

Incrementar la presión fiscal a las empresas tendrá efectos perversos para el mercado laboral

La destrucción de empleo en el sector privado del último trimestre de 2018 debería hacer ver al Gobierno que castigar a las empresas con más impuestos para sufragar su alzas de gasto social ya castiga la creación de empleo. Por tanto, concretar los mensajes aprobando las alzas en Sociedades y cotizaciones presionará aún más a las compañías e incrementará sus efectos perversos para el mercado laboral en un contexto global de desaceleración económica. 

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