Opinión

El águila tricéfala

  • Las medidas fiscales negociadas por el tripartito son claramente involucionistas
Foto: Efe.

Estos días de desconcierto, desazón e incredulidad que comenzaron con los sorprendentes resultados de Vox en Andalucía, duran ya demasiado, frívolamente demasiado. Hipnotizados por los doce diputados de la extrema derecha, medios de comunicación, fuerzas políticas, organizaciones ciudadanas y una considerable cantidad de votantes de la izquierda, focalizan sus análisis y polarizan sus apresuradas respuestas en torno a este trasunto de una España que nunca ha existido, salvo como pretexto para expoliar y encadenar a la realmente existente, hija y consecuencia de un proceso histórico singular y multiforme.

Las premuras en el análisis han acuñado y difundido la expresión "tres derechas" para referirse al tripartito que va a gobernar Andalucía. Se trataría, pues, de tres proyectos con el común denominador de estar adscritos a una filosofía política conservadora pero manteniendo entre ellos diferencias de entidad capaces de crear organizaciones partidarias claramente diferenciadas. Es decir, una cierta homologación con las diversas fuerzas políticas conservadoras allende los Pirineos.

Considero errónea esta apreciación. Aquí, en España, el PP, Ciudadanos y Vox no son tres partidos diferenciados de la derecha, sino tres aspectos, tres formas, tres cabezas de una misma política, un águila tricéfala en resumen. El discurso, así como las "exigencias" de Vox hechas al PP en los prolegómenos del pacto final, no tenían otra finalidad que destacar la "sensatez" de los de Casado a la hora de no aceptar estridencias y conseguir, por otro lado, que las medidas fiscales, claramente involucionistas, pasasen casi desapercibidas.

Cada una de las cabezas del águila tiene su basamento ideológico en el tratamiento que el franquismo otorgó a los tres grandes problemas no resueltos aún mediante el proceso constituyente necesario: la forma de Estado, su estructura y la laicidad del mismo. Y, conjuntamente con ello, la respuesta defensiva ante los graves y estructurales problemas económicos y los que se avizoran en el futuro: el colapso civilizatorio. El tripartito andaluz representa el sempiterno ensimismamiento de la España acomplejada que se arregosta en el casticismo y en los esquemas de pensamiento, o mejor no pensamiento, heredados de la Contrarreforma. Pero todo ello, eso sí, perfectamente compatibilizado con su adscripción gregaria a la cadena económica del capitalismo transnacional.

Que las tres cabezas pertenezcan a un mismo cuerpo no es óbice para que entre ellas existan diferencias en cuanto a calibrar tiempos políticos, modular discurso o, incluso, aventurar alianzas "fuera de casa". Pero en este caso no se trataría de audacia o ejercicio de generosidad sino de la aceptación por parte del aliado de los presupuestos económicos y sociales propios. Nunca veremos a ninguna cabeza del águila negociar medidas económico-sociales que vayan más allá, o incluso bordeen los límites marcados por la Unión Europea.

El águila tricéfala expresa en esta hora de España un universo político, económico, cultural e ideológico incapaz de sumarse a la necesaria modernización de nuestro país.

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