
BBVA puede exigir a Francisco González devolver al menos 4,5 millones relativos al variable de su sueldo ligado a buenas prácticas. Éstas faltaron en González, ya que los indicios apuntan a que el afán de proteger su interés le llevó a ordenar una campaña de espionaje al excomisario Villarejo, pagada con fondos del banco.
Pero, dada la gravedad de los actos, la exigencia de responsabilidades al presidente de honor de BBVA no debe detenerse ahí. Las últimas revelaciones muestran que demandaba a Villarejo informes puntuales, por lo que es inconcebible que no estuviera al tanto de las ilegalidades del expolicía. La Justicia debe intervenir (no todos los pagos estarían ya prescritos) y el banco tiene que destituirle de su actual puesto, para evitar el daño reputacional.