Opinión

Cómplices del fracaso de Bankia

El juicio sobre la fallida salida a bolsa de Bankia en 2011 se reanudó ayer con la declaración, como acusado, de quien era el presidente de la entidad en ese momento. Rodrigo Rato protagonizó una declaración muy contundente, en la que señaló como responsables directos al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y al Banco de España, entonces gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Sería un error considerar que las palabras de Rato no tienen más valor que reforzar la estrategia de defensa de quien las pronunció. Muy al contrario, sirvieron para volver a evidenciar el absurdo de atribuir un "papel menor" al Banco de España en esta operación, como el propio Fernández Ordóñez hizo en 2017. La institución estaba en condiciones de conocer al detalle el estado financiero de Bankia antes de la salida a bolsa, no solo por su potestad de supervisor financiero. Además, disponía de cerca de 15 inspectores empotrados en la entidad. Pero la sospecha de mirar para otro lado no es la peor que pesa sobre el exgobernador. Aún más grave es su presunto respaldo a una operación dictada por el Gobierno bajo criterios puramente políticos. Desde hace años, existen pruebas de que el Ejecutivo cometió el grave error de creer que la crisis era un bache temporal, que se podía capear creando una imagen de falsa fortaleza en sectores muy afectados, como el propio de las cajas de ahorros. Todo apunta a que operaciones como las fusiones frías de cajas o a la propia salida a bolsa de Bankia no tuvieron otra fin y, para lograrlo, pasaron por encima de la lógica financiera. Las palabras de Rato constituyen el más reciente indicio de que el Banco de España fue "totalmente partidario" de esta operación y actuó como un cómplice necesario.

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