
El ministro chino de Comercio, Zhong Shan, manifestó a uno de los empresarios con los que almorzó en Moncloa durante su última visita a España que su país era vilipendiado e incomprendido constantemente por el resto del mundo. Según Shan, China necesita crecer al doble del ritmo de Occidente para poder equipararse en renta per cápita en los próximos años. Pero ni Estados Unidos, ni Japón ni Europa parecen dispuestos a dejarles el protagonismo que merecen en la escena internacional.
Shan se lamentaba de que no han logrado comprar ninguna gran empresa del mundo capitalista. Las trabas que pone Bruselas para tomar el control de la eléctrica lusa EDP son el último exponente. Quiere poner en marcha una acción de oro para impedir la toma de control de empresas en sectores estratégicos, como es el energético.
Las tensiones con China, la segunda economía del mundo, van in crescendo
Además, sus grandes corporaciones como Alibaba, ZTE o Huawei tienen graves dificultades para hacerse un hueco en los mercados exteriores. El ejemplo más reciente es la detención en Canadá esta semana de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, bajo la acusación de violar el tratado de exportación de alta tecnología a Irán.
La multinacional china fue además expulsada en Estados Unidos, Canadá, Japón y Alemania de los procesos para el desarrollo de la nueva tecnología en 5G, bajo las sospechas de apropiarse de tecnología y datos que pueden ser filtrados al espionaje chino.
Las tensiones con China, la segunda economía del mundo, van in crescendo, sobre todo, desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El presidente norteamericano escenificó un posible acuerdo comercial en la reciente cumbre del G-20 celebrada en Buenos Aires. Con ello, pretende que Pekín incremente las compras de productos agrícolas y petrolíferos, dos de los colectivos que le ofrecieron su apoyo incondicional en los últimos comicios.
Italia se encuentra al borde de la recesión como consecuencia de las bravatas populistas
Pero los múltiples conflictos entre las dos superpotencias provoca que los inversores vivan en vilo. La detención de la directiva de Huawei tiró los mercados el jueves, pese a que ni Trump ni el presidente chino, Xi Jinping, pusieron en duda la tregua comercial.
Fue un cisne negro, un evento inesperado. Lo peor es que se añade a las incertidumbres que provoca la posibilidad de que el martes el Parlamento británico rechace el acuerdo alcanzado por Theresa May con la UE o que la economía italiana siga desafiando a las autoridades europeas.
En Italia, el líder populista del movimiento Cinco Estrellas, Luigi di Maio, admitió esta semana por primera vez que era posible alcanzar un compromiso con Bruselas. Las caídas del MIB italiano en alrededor del 20% en lo que va de año y el incremento de la prima de riesgo por encima de los 300 puntos básicos golpea el balance de la banca y frena la concesión de créditos y, por ende, el crecimiento.
Italia se encuentra al borde de la recesión como consecuencia de las bravatas populistas que espantan la inversión extrajera y paralizan el consumo de los italianos por temor a un negro futuro. Como ya ocurrió en Grecia con Alexis Tsipras, desafortunadamente los líderes políticos sólo reaccionan cuando se asoman al abismo.
La estrategia de Sánchez pasa por culpar a los demás partidos de no poder aplicar sus políticas
En nuestro país, la humillante derrota de Susana Díaz en Andalucía dio al traste con los planes de Pedro Sánchez de adelantar los comicios a marzo o hacer que coincidan con las autonómicas y municipales de mayo.
Sánchez esperará como mínimo al otoño de 2019 para convocar elecciones. La situación es mucho más desahogada que la italiana. La economía crece a buen ritmo. Los últimos datos de producción industrial, consumo o de exportaciones son muy positivos, gracias al derrumbe del precio del crudo.
El Gobierno presentará su proyecto de Presupuestos a comienzos de año plagado de medidas sociales, que no podrá llevar a cabo por falta de respaldo parlamentario. Su estrategia pasa por culpar a los demás partidos de no poder aplicar sus políticas.
Las dudas están en cómo logrará cumplir con el recorte del déficit del 2,7% al 1,3% sin Presupuestos y sin la subida de los carburantes que anunció hace unos meses. Es obvio que será imposible y que volveremos a los incumplimientos y a las advertencias de Bruselas cuando las cuentas no cuadren. Pero para esa fecha ya deberíamos estar en la primavera de 2020 y antes Sánchez celebrará sus comicios con la esperanza de que el batacazo andaluz no se repita. Como el ministro chino de Comercio, Sánchez se siente incomprendido por el resto de los españoles y considera que es necesario más tiempo para que cambien de opinión.