
La colaboración de Informa D&B y elEconomista dio lugar en 2016 a un índice que refleja la salud del tejido empresarial español en tres variables fundamentales. Así, el Ecobarómetro evalúa la creación de sociedades, junto con la situación financiera de las empresas y su ritmo de generación de empleo, desglosado por autonomías y sectores. El índice dio fe en los últimos años del vigor de la recuperación económica.
Por ello, resulta muy significativo el tono inédito que han tomado sus resultados más recientes, relativos al tercer trimestre de este año. De hecho, por primera vez, el Ecobarómetro registra un deterioro en una variable tan importante como es la capacidad empresarial de pago a proveedores, mientras detecta un riesgo creciente de impagos.
Resultados así muestran que la desaceleración en la que está inmersa la economía española entra en una nueva fase. Hasta ahora sus síntomas se manifestaban en grandes variables como el consumo interno. En estos momentos, además, la ralentización afecta a las actividades más cotidianas de las empresas, como hacer frente a sus obligaciones de pago.
Es una situación que no puede extrañar considerando la encrucijada en que muchas firmas se hallan, asediadas por costes energéticos al alza, menores ventas y expectativas más duras para su financiación. En este contexto, por sí solo tan difícil, el Gobierno crea más apuros debido a que son las empresas el principal objetivo de sus alzas fiscales. Aunque éstas no lleguen a aprobarse, su anuncio ya transmite un nocivo mensaje que retrae la confianza y las inversiones. Es una estrategia profundamente errónea. La excesiva presión sobre las empresas sólo conducirá a la destrucción de empleo y al agravamiento de la desaceleración.