
Las alta rentabilidad del bono americano convierten la deuda en competencia de la renta variable hasta el punto de que ninguna plaza europea escapa a las pérdidas durante el año. No obstante, en un momento tan negativo para el mercado como el actual, ni siquiera la renta fija actúa como valor refugio, ya que los intereses más altos que ahora ofrece la deuda se deben a la caída de su precio, lo que deja minusvalías a quienes compraron bonos en enero.
En concreto, las carteras de deuda más conservadoras acumulan pérdidas del 2,5%. Por si fuera poco, el hecho de que el BCE finalice en diciembre su programa de compras de deuda (QE) incrementa el riesgo de que este activo dé más sorpresas negativas a los inversores al cierre del año.