La banca eleva sus exigencia a Eroski para refinanciar el préstamo de 1.650 millones que vence en julio de 2019. A la negativa de las entidades a la petición del distribuidor de condonar 600 millones de deuda se une un sacrificio mayor en desinversiones. En concreto, la banca exige a Eroski desprenderse de activos por 600 millones al tiempo que valora Caprabo, propiedad de la vasca, en 300 millones.
En otras palabras, la venta de los supermercados catalanes tampoco bastará para obtener el beneplácito de la banca. Ante este escenario, Eroski debe afrontar la realidad y, como ya hizo en el pasado, acometer con urgencia una nueva desinversión. Es cierto que tras las ventas reducirá su tamaño, pero estará en disposición de iniciar una sólida etapa de crecimiento.