
La discusión a nivel europeo sobre la conveniencia de suprimir el cambio de hora y, específicamente en España, sobre el huso horario a adoptar que sea más apropiado, me anima a reflexionar sobre un aspecto que ha quedado algo oculto en esta polémica: los muy mejorables horarios de trabajo en España.
Desde hace más de 15 años, Arhoe, la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles, viene clamando por que las autoridades y la sociedad en general adopten otros enfoques sobre los horarios, pero las resistencias a ello son elevadas y los avances han sido, lamentablemente, escasos.
Un aspecto muy concreto de esta normalización es el que se refiere a los horarios de trabajo, tanto el número de horas trabajadas como, especialmente, las horas del día en que se llevan a cabo.
Es un lugar común considerar que en España se trabajan muchas horas, claramente más que en los países de nuestro entorno. Sin embargo, los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) no son tan obvios. La verdad es que trabajamos menos que la media de los países miembro de esta organización, pero sí es cierto que algo más que países de nuestro entorno con los que tendemos a compararnos, como Alemania, Países Bajos o los países nórdicos.
Nuestro problema no es tanto el número de horas dedicadas a la actividad profesional como la baja productividad de éstas. Y de ello tienen culpa en gran parte los poco eficientes horarios de trabajo españoles, con jornadas que comienzan bastante tarde, se cortan de manera prolongada para comer y se alargan de manera innecesaria.
Aunque no es el único elemento, la jornada partida simboliza perfectamente estos hábitos poco efectivos que tanto nos cuesta abandonar. La jornada partida afecta hasta al 75% de los trabajadores españoles, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, y es mucho menos productiva que la jornada continua.
A título de ejemplo, Antonio Montañés, catedrático de Economía de la Universidad de Zaragoza, ha realizado un estudio denominado Tipos de Jornada y Productividad del Trabajo (se refiere a Aragón, pero los resultados son extrapolables al conjunto nacional), que concluye que la productividad de la jornada continua es un 6,5% mayor que la de la jornada partida, y que este incremento se eleva hasta el 9% en el caso de empresas de servicios, que suponen el 60% de la economía española.
Tampoco quiero olvidarme de lo poco flexibles que son nuestros horarios, que no permiten adaptarse a las diferentes circunstancias de los trabajadores. A diferencia de otros países europeos, en España los horarios los fija el empleador en el 73% de los casos (En-cuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo). Eso dificulta enormemente, entre otras cosas, el desarrollo profesional y la conciliación familiar y, por tanto, la satisfacción de los empleados, elemento clave para su motivación.
Ante esta situación, ¿se puede hacer algo para mejorarla? Evidentemente, se trata sobre todo de un cambio en la sociedad, que lleva tiempo. Pero a nivel público, se podrían tomar o fomentar una serie de medidas que ayudaran en el proceso de normalización, como adelantar la entrada a los colegios, cambiar los horarios de los programas televisivos de más éxito, adelantar el horario de cierre de los comercios sin que haya paradas a mediodía, etcétera.
Pero también las empresas pueden empezar a dar pasos para optimizar los horarios de trabajo y contribuir así a una mejora de la productividad y de la satisfacción de sus equipos, como optar por el modelo europeo de horarios, comenzando la jornada antes (entre 7:30 y 9:00 de la mañana) y terminando entre las 16:30 y las 18:00, con una pausa para comer entre media y una hora; ofrecer flexibilidad de horarios, fijando una cantidad mínima de horas a cubrir; potenciar el trabajo por objetivos y desterrar la cultura de la presencialidad; fomentar el teletrabajo, en los casos que sea posible; y, en general, potenciar medidas que favorezcan la conciliación familiar, personal y profesional.
La tarea es ardua, pero, como señala el filósofo Lao-Tse: "Un largo viaje comienza con un paso". Aprovechemos que se discute abiertamente sobre los horarios en general para dar pasos en la optimización de los horarios de trabajo, en beneficio de todos y, también, de la cuenta de resultados.