
Pocos dudan de que la vivienda es y va a ser en los próximos años uno de los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad. El acceso a un hogar por parte de las familias con menos ingresos (más del 20% del total de los núcleos familiares españoles está en riesgo de exclusión social) y de los jóvenes que viven en las grandes ciudades españolas es, en muchos casos, una barrera infranqueable para los colectivos menos favorecidos por la recuperación económica.
La fuerte subida de los alquileres (en algunas ciudades, como Madrid, la subida ha sido de hasta el 50% en los últimos cinco años), combinada con la persistencia de niveles altos de desempleo y de empleo precario con bajos salarios, genera una situación explosiva. Un estudio elaborado por Daleph y Ksnet para el Área Metropolitana de Barcelona señala que, para que una persona sola tenga una vida digna en la ciudad de Barcelona, debe ingresar más de 1.250 euros al mes. De este presupuesto, la vivienda absorbe más del 50%.
Las derivadas de esta situación son amplísimas, pero la más inmediata, y, seguramente, la más relevante, es que sin vivienda digna no es posible una vida digna. Y no debemos obviar el impacto futuro de esta situación sobre aspectos como la evolución de la natalidad, de la que en España no andamos precisamente sobrados, o la retención del talento, en el que tantos recursos hemos invertido y que tan importante resulta para el desarrollo de empresas e instituciones. Sin un acceso razonable a la vivienda, muchos jóvenes españoles optarán por buscar su futuro en otros países que ofrezcan mejores salarios o más facilidades para encontrar una vivienda adecuada.
La solución no es sencilla, pero la experiencia europea es contundente: sólo la creación de un amplio parque de vivienda de alquiler asequible permitirá enderezar el problema. Para dimensionar la situación española pueden bastar tres datos: En España hay aproximadamente 200.000 viviendas de alquiler social, mientras que en el Reino Unido hay casi tres millones, quince veces más. La Housing Association más grande del país, Clarion, tiene 120.000 viviendas de alquiler asequible, mayoritariamente en Londres.
¿Parques públicos o parques privados? Desde nuestro punto de vista, la magnitud del problema obliga a incorporar a todos los actores posibles en la resolución del mismo. La Administración -en sus diferentes niveles-, las instituciones del tercer sector y del sector privado son los actores que tienen un rol más relevante que jugar. Para lograr su implicación se requiere una política de suelo adecuada, que explore todas las posibilidades que ofrece la cesión de usos, que establezca un marco regulatorio y fiscal incentivador del alquiler asequible y que favorezca la aparición de operadores eficientes y con dimensión especializados en este tipo de viviendas. La solución no vendrá de la noche a la mañana, pero no hay tiempo que perder.
Los problemas de vivienda no aparecen solos, ya que a la vulnerabilidad habitacional se unen los problemas de empleo y, en muchos casos, de integración social
Los problemas de vivienda, además, no aparecen solos, ya que a la vulnerabilidad habitacional se unen los problemas de empleo y, en muchos casos, de integración social, en los que no es fácil saber qué es causa y qué es efecto. Ello requiere de una aproximación individualizada que permita estudiar las particularidades de cada familia para dar una respuesta flexible, holística y profesional a cada caso. Así, nuestra experiencia nos demuestra que, si incorporamos programas de acompañamiento social y, especialmente, de inserción laboral en los parques de vivienda asequible y social, los resultados en términos de progreso social y de caída de las ratios de la morosidad son muy relevantes. Por tanto, no se trata únicamente de aportar propuestas y soluciones responsables que actúen sobre aquellos que están o puedan estar en la cuneta, sino también de alternativas eficientes que reduzcan algunas de las patologías que se generan dentro del sistema.
El camino parece, por tanto, trazado. Las experiencias alemana, holandesa o británica así lo indican. En este sentido, sería lógico crear un marco adecuado para que se desarrollen grandes operadores especializados en vivienda asequible, y el nuevo Gobierno parece haberlo asumido. Solo con ello podremos empezar a dar respuesta a miles de familias que tienen serias dificultades para acceder a una vivienda digna, y, por tanto, a una vida digna.