
El gasto que la Generalitat destina a publicidad institucional desde 2011 suma 160 millones. La partida no deja de crecer a ritmos que superan los equivalentes del resto de autonomías o del Estado. Sorprende que, incluso en lo peor de la crisis, el pago a medios constituyera una prioridad. Pero todo se explica si se considera que fue en ese periodo cuando el desafío secesionista se exacerbó.
De hecho, los medios que en mayor medida reciben este maná, como Ara o Punt Avui, son los más alineados con el secesionismo. El uso de fondos públicos para este fin propagandístico ya es lamentable; pero aún lo es más considerando que se priorizó este propósito pese a la crítica situación financiera de la Generalitat, mientras servicios básicos como la Sanidad sufrían recortes.