Opinión

Lecciones que deben extraerse del 1-O

Un año ha pasado desde la celebración del lamentable referéndum del 1-O. Debe recordarse no sólo como el día en que el secesionismo pisoteó todo límite legal. Además, el mundo empresarial reaccionó como nunca antes con la huida de miles de firmas fuera de Cataluña. Un año después, el independentismo aún hace oídos sordos.

Por ello, a sus previsibles reivindicaciones del 1-O como el "día de la victoria", une la minusvaloración de ese fenómeno tanto en lo que concierne al número de firmas que lo emprendieron como a su impacto económico. Es un grave error. Ignorar el rechazo que el unilateralismo provocó en empresas e inversores implica el riesgo de fomentar que se repita y que se agrave implicando cierre de centros de producción y destrucción de empleo.

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