
El jarro de agua fría que han vertido los últimos datos del Ministerio de Trabajo han apagado las perspectivas que hasta hace poco se tornaban sobre un ya no tan acalorado mercado laboral. El empleo en España ha dado un frenazo que se ha llevado por delante a más de 200.000 afiliados en el peor mes de agosto de la última década. Para ser más exactos, la construcción perdió más de 20.000 cotizantes, lo que le situó en la tercera posición del podium de los sectores que sufrieron los mayores descensos en el número de afiliados.
Sin embargo, las empresas del sector reconocen enfrentarse a serias dificultades a la hora de contratar mano de obra cualificada. De hecho, electricistas, carpinteros, soldadores o albañiles están entre los perfiles profesionales más difíciles de encontrar en España, según un estudio publicado recientemente por Manpower, del que también se desprende que los perfiles de cualificación media representan el 40% de todos los puestos de trabajo de la OCDE.
Pues bien, no todos los trabajos del futuro se localizarán en los ámbitos de la robótica, la inteligencia artificial, el big data o el Internet de las cosas. Es más, uno de los sectores más tradicionales y con mayor peso en la economía española, como es el de la construcción, ha forjado con acierto una nueva profesión, la del asesor técnico en reforma, para mejorar la cualificación de los trabajadores y reinsertar en el mercado laboral a un buen número de personas que perdieron su empleo tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.
En este sentido, a través de TÜV-Rheinland, ya están certificados los primeros profesionales que, imparcial e independientemente, coordinarán las obras en casa y auditarán a posteriori que estén bien realizadas, lo que servirá para profesionalizar el sector y evitar las chapuzas y malas praxis que tanto daño han hecho y tanta credibilidad han restado a la reforma.
Asimismo, estos asesores técnicos garantizarán un adecuado y continuado mantenimiento del estado de las viviendas, algo totalmente necesario en un país como el nuestro, ya que los españoles puntúan con un 6,7 el estado físico de sus casas en cuanto a humedades, ruidos o frío, entre otros aspectos, se refiere; de acuerdo a los datos recogidos del estudio 'Quiero Vivir Mejor', puesto en marcha por Cuida tu Casa. Y es que pese a que la vivienda sea el lugar en el que más tiempo pasamos, pensamos que vivimos en mejores condiciones de las que realmente disfrutamos. Y estos asesores estarán lo suficientemente cualificados como para detectar las necesidades de mejora que surjan en los inmuebles con el paso del tiempo.
Y esto es relevante en España, donde el parque de viviendas envejece a un preocupante ritmo del 2% anual y la mitad de los inmuebles tienen más de 45 años.
Como consecuencia de todo ello, la construcción podría lograr un modelo de negocio más sostenido. Además, al margen de que el peso del sector de la reforma ya alcance el 80%, por cada puesto de trabajo en obra nueva se generan 1,5 en reformas.
Sea como fuere, en España sólo se reforman cuatro casas de cada 100, un porcentaje que tiene opciones de dispararse gracias a la confianza que aportarán a los clientes los asesores técnicos, quienes por otra parte incentivarán la creación de un -ahora inexistente- culto al hogar. Y es que, paradójicamente, los españoles continúan cuidando más sus coches que sus casas, puesto que dedican un 5% del presupuesto familiar al mantenimiento de sus vehículos, mientras que a la vivienda destinan la mitad.
A esa mayor actividad también contribuirán las ayudas que contempla el Plan Estatal de Vivienda 2018-2021, que por primera vez están disponibles para la reforma de los inmuebles, no sólo para la rehabilitación de los edificios, y que pueden aprovechar más de la mitad de las viviendas en nuestro país.
Mientras que el mercado laboral y las empresas del sector han hallado en esta figura una fuente para crear empleo, la construcción ha encontrado en estos asesores técnicos una manera de aportar valor y fidelizar a los clientes.
En definitiva, estos profesionales protagonizarán el futuro de la construcción, siempre y cuando el sector evite los errores del pasado. Y servirán para crear más, y mejor, empleo; ahora que algunos de los vientos de cola que propiciaron el despegue podrían volverse en contra... así que manos, expertas, a la obra.