El barco de la ONG Open Arms, con cerca de cien inmigrantes a bordo, atracó ayer en el puerto de Algeciras.
Comentan fuentes cercanas al Gobierno que, en la gestión de esta crisis humanitaria, volvió a vivirse otra situación muy semejante a la planteada, hace semanas, por el buque Aquarius.
En otras palabras, se entabló una especie de competición entre varias ciudades, "especialmente Barcelona", para decidir cuál de ellas acogería el barco.
Se rumorea que, curiosamente, una vez más el debate estuvo lejos de centrarse en criterios sobre la conveniencia de los pasajeros o sobre las capacidades técnicas de cada uno de los puertos para hacerse cargo de la situación.
Hay quien comenta que, en torno al Open Arms, se organizó una rifa de carácter exclusivamente político, en la que varios ayuntamientos pujaban por ver "quién se apuntaba el tanto electoral de aparecer como más solidario".
