
Tal y como apuntaban las previsiones, los datos de la llegada de turistas extranjeros hasta junio son negativos. Es cierto que el gasto por visitante se incrementó el 4,2% y que las visitas aún crecen.
Pero el incremento del 1,8% de las llegadas supone el ritmo más lento desde 2010. Pasar de las alzas acostumbradas de dos dígitos de años pasados a la actual es una clara señal de alarma que no debe minusvalorarse.
Máxime si se tiene en cuenta que se debe a la recuperación de países rivales como Turquía, Túnez o Grecia. Ante un escenario de mayor competencia es preciso impulsar el turismo de calidad, que es el más rentable al captar a los visitantes que más gastan. Para lograrlo, el sector debe intensificar la modernización y la diversificación de su oferta.