A pesar de la intervención estatal sobre la Generalitat, la pasada campaña de la declaración de la Renta fue la primera en la que la Agencia Tributaria de Cataluña abría sus puertas a los contribuyentes de la región.
Es cierto que al ser un tributo estatal, el también llamado germen de la futura Hacienda catalana se limita a tramitar los impresos y remitirla al Ministerio de Hacienda.
Pero también es verdad que desde el Govern de Quim Torra esperaban una gran afluencia al organismo comandado por Eduard Vilà.
No ha sido el caso. Ni mucho menos. Al finalizar la campaña, la cifra de catalanes que han acudido se ha limitado a poco más de 14.000.
"Sin duda, esperábamos que hubiera habido un mayor interés por parte de los contribuyentes", reconocen desde el propio organismo. Otras fuentes independentistas son menos condescendientes con el resultado.
"No vale de nada engañarse. El estreno ha sido ridículo. Está claro que cuando tenga plenos poderes será diferente. Pero es obvio que hemos cometido errores de comunicación y, debido a ello, muchos catalanes ni se han enterado de su existencia", aseguran fuentes de ERC.