
La guerra comercial entre EEUU y China adquiere tintes dantescos. Y la mejor prueba está en los listados de productos que sufren aranceles.
Así Donald Trump castiga las importaciones chinas de reactores nucleares, naves espaciales, lanzallamas, lanzacohetes, y hasta compuestos de uranio. Por su parte China responde con aranceles a los tiovivos, muñecos de peluche, acordeones, proyectores de diapositivas, máquinas de escribir y hasta pollos vivos.
Además del absurdo que supone la inclusión de varios de estos productos en las listas, llama la atención que en ocasiones ni siquiera forman parte de los intercambios comerciales entre ambas potencias. Un buen ejemplo es el arancel de EEUU a la langosta china, cuando el 99,9% de las importaciones de este marisco proviene de Canadá.
Y qué decir de especies de pescado que también sufren el arancel cuando se pescan en territorio americano, concretamente en Alaska. Parece que las prisas por ser el más proteccionista generan los fallos.
Aunque algún economista también piensa que todo forma parte de una estrategia: "EEUU y China inflan las cifras para demostrar su poder comercial", dicen.