Opinión

Malestar ante los retrasos de Putin

Vladimir Putin.

La cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin celebrada el lunes en Helsinki comenzó 45 minutos tarde. El motivo fue que el líder ruso se retrasó. A pesar de la larga espera, el presidente de EEUU se puede dar por satisfecho, ya que no es, ni de lejos, el que más ha sufrido sus tardanzas.

De hecho, Putin tiene la costumbre de hacerse esperar. El líder mundial que más ha sufrido sus constantes dilaciones fue Angela Merkel. Así, una reunión entre ambos celebrada en 2014 comenzó con 4 horas y 15 minutos de retraso.

Otros buenos ejemplos son los encuentros bilaterales con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe (3 horas), con el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich (4 horas), o con el presidente de Israel, Simon Peres (hora y media). Incluso el Papa Francisco tuvo que esperar 50 minutos a Putin en su reunión de 2015.

Como era de esperar, los equipos de los principales mandatarios son conocedores de esta mala costumbre del ruso. "Todos sabemos que la agenda con Putin no vale para nada", explican. "Sus continuos retrasos crean un importante malestar a los líderes y muchos problemas a los que organizamos los encuentros", añaden fuentes diplomáticas.           

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