
España tiene en estos momentos alrededor de un 50% de su parque automovilístico en manos del diesel. La advertencia de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, de que este combustible tiene los días contados no debe entenderse como un plan a corto plazo sino como una declaración de intenciones. El daño, no obstante, ya está hecho y probablemente los concesionarios tendrán que dar muchas explicaciones para seguir vendiendo vehículos con esta tecnología, que todavía supone el 35% de las matriculaciones.
El sector ha reclamado estos días una transición tranquila que ya se está cocinando en Bruselas para que no afecte a una industria tan importante. El automóvil da empleo a 12 millones de europeos y representa el 4% del PIB comunitario pero a la vez es el responsable del 25% de las emisiones de CO2.
El Ejecutivo comunitario prepara una senda de reducción de emisiones para los vehículos ligeros (coches particulares y camionetas) pero con un enfoque diferente a los sistemas que existían hasta el momento. La Comisión realizará un ranking sectorial y sobre el mismo permitirá que todos aquellos fabricantes que ofrezcan un mayor número de modelos eléctricos o realicen mayores ventas, puedan eludir -con un límite máximo de hasta un 5%- la reducción de emisiones de CO2 exigida para sus vehículos.
Para 2025 la reducción de emisiones de los vehículos debe ser un 15% menor que en 2021 para los coches y furgonetas y para 2030 un 30% menos que en 2021. De este modo, se incentiva a los fabricantes a tener mayor presencia en el negocio del coche eléctrico, gracias a las menores exigencias para sus motores de combustión, lo que facilita esta transición tranquila para evitar que países como China puedan tomar ventaja.
La Comisión además propondrá un paquete de medidas para incentivar la compra de coches eléctricos para la administración pública e incluirá también una batería de medidas de apoyo a las infraestructuras de carga que contarán además con apoyo financiero. Si los planes de Bruselas se cumplen, el sector del automóvil debería crear 70.000 nuevos puestos de trabajo, los consumidores nos ahorraremos 18.000 millones de euros anuales en combustible y entre 2020 y 2030 habrá 170 millones de toneladas menos de CO2 en la atmósfera. No obstante, las cuentas del lado de las petroleras parecen muy diferentes. Cepsa calcula que en 2030 en España habrá alrededor de un millón de coches eléctricos y que en ese año todavía circularán por nuestro país 9,5 millones de vehículos diesel y 15,2 millones de coches a gasolina. En el año 2030 la petrolera calcula que en el mundo circularán un total de 80 millones de coches eléctricos. Lejos de quien acierte más el pronóstico, lo que parece indudable es que el cambio llega con rapidez.