
Los analistas han vaticinado durante mucho tiempo la paridad eurodólar y todavía, más de un año después siguen repicando las campanas del apocalipsis para los importadores, que verían sus márgenes muy disminuidos.
Nada más lejos de la realidad. Para sorpresa de muchos, esos pronósticos no solo no se cumplieron, sino que, el mercado tomó una dirección opuesta llegando a mostrar niveles casi un 25 por ciento por encima de la anunciada paridad en menos de un año. Y como resultado inmediato, las expectativas cambiaron y con ellas las predicciones de los mismos gurús que ahora sitúan sus pronósticos en niveles cercanos a 1.30. Vuelven a sonar de nuevo las siete trompetas del temido apocalipsis, esta vez dirigidas a los exportadores que siguen soñando hoy en día con el hoy viejo escenario de paridad por lo que no se cubrieron tiempo atrás.
Pese a este nuevo rumbo en la bola de cristal de los analistas, ambas monedas están sufriendo altibajos continuos durante las últimas semanas, y ¡casualidad!, esta semana el euro registraba su valor mínimo desde el inicio del año. A pesar de saber que las predicciones no siempre se cumplen, el mercado de servicios financieros, bancarizado en exceso, sigue definiendo sus estrategias para clientes en base a las estimaciones de los gurús. Entre estas estrategias, sin duda, el acumulador es el rey.
Como si de una máquina con un patrón único se tratara, miles de empresas tienen confeccionada la misma estrategia con prácticamente los mismos parámetros, compartiendo por tanto la misma suerte. Pero, ¿es mala estrategia el acumulador? No, siempre y cuando contemos con estrategias complementarias para la gestión del riesgo divisa que se adapten a la necesidad comercial de cada empresa y no al revés. Y es aquí donde reside el quid de la cuestión; donde el producto y la necesidad divergen. Un contexto de tipos de interés entre EEUU y Europa tan amplio hace que, para poder utilizar esta estrategia de forma rentable, muchas empresas decidan esperar a fechas cercanas a vencimiento para poder disponer del producto contratado y evitar así que actualicen el precio a valor presente, teniendo en cuenta el diferencial de puntos forward actualmente existente a largo plazo en el Eurusd.
Las empresas confían quizás excesivamente en que los analistas no fallen y que su posición sea más favorable que el propio mercado, aunque en muchos casos signifique una pérdida del carácter puramente comercial de sus estrategias de cobertura. No obstante, dado que los analistas anunciaron un sol radiante y en el último año no ha parado de llover muchas empresas se enfrentan a este cambio en la previsión sin chubasquero en el armario con el que protegerse y sin saber qué hacer con la ropa mojada. Es decir, con una cantidad de USD acumulados a un nivel de mercado que resulta estar muy lejos de la realidad.
El nivel soñado pronosticado se ha transformado en pesadilla que aumenta el riesgo a futuro para la empresa al no saber qué hacer con una cantidad de USD a un nivel alejado de mercado actual y tener que buscar fórmulas de restructuración alternativas. Esto evidencia el conformismo del mercado financiero español que mantiene estrategias obsoletas en el contexto actual que transforman la necesidad comercial de las empresas en una apuesta especulativa.
La falta de un abanico más amplio de posibilidades hace que esta sofisticación en la gestión del riesgo de cambio exigida por la competitividad empresarial se vea limitada por la falta de soluciones complementarias a medida. Las empresas deben perder el miedo a trabajar con estrategias diferentes a las convencionales. Éstas ya se utilizan desde hace tiempo en EEUU, Asia y Reino Unido (curiosamente en este último, con más desarrollo financiero que España, el acumulador es una de las estrategias menos utilizadas en la práctica comercial). Estas estrategias son una alternativa que deben adaptarse a los diferentes perfiles de riesgo, adecuarse al flujo comercial de cada empresa y utilizarse desde el primer día sin variaciones en su precio de ejercicio para convertirse en una gestión mucho más personalizada.
Por tanto, está bien consultar las previsiones del tiempo antes de decidir qué ponernos por las mañanas, pero hay que tener ropa actual a medida en el armario para poder adaptarnos y salir airosos en los días de lluvia y sol.