
Comentaba un día un ejecutivo de una empresa cotizada que preferiría no tener que ver la cotización de su compañía todos los días, porque la volatilidad de la bolsa se ha disparado en los últimos años y, a veces, se viven jornadas difíciles de explicar, e imposibles de prever.
Lo que venía a defender este ejecutivo es que lo que se conoce como cisnes negros (acontecimientos altamente improbables y con elevado impacto, a los que bautizó con este sobrenombre Nassim Nicholas Taleb),son cada vez más habituales y aunque sus consecuencias no sea tan fuertes como la caída de Lehman Brothers, son suficientes para desorientar a las bolsas.
Este fin de semana hemos revivido uno de ellos: los dos años del sí al Brexit. Todo el mundo daba por hecho que el Reino Unido descartaría salir de la Unión Europea, y ahora queda menos de un año para que digan bye-bye. Además, en los últimos meses, también hemos dado la bienvenida a otro: la guerra comercial de EEUU contra todos, con su ofensiva arancelaria frente a China y quizás frente a Europa.
Este nuevo cisne negro puede tener efectos sobre los que hoy tenemos muy poca visibilidad. Si la automovilística Daimler ha tenido que reducir sus expectativas de beneficios, eso quiere decir que los analistas ya están trabajando en revisar sus previsiones para la compañía y -probablemente- para el sector y para sus proveedores. Las consecuencias para la economía china -un multimillonario acreedor de Estados Unidos- y para el empleo en los sectores y las empresas no residentes, pero dependientes del mercado americano, son otras dos incógnitas cuya magnitud no está definida.
Pero no es lo único negativo. Algo que genera bastante preocupación es que si observamos la trayectoria del presidente de los Estados Unidos, es muy probable que cualquier otra medida que anuncie -ya sea un nuevo arancel o un acuerdo histórico de cualquier tipo- sea publicitado primero por Twitter. Es decir, de manera rápida, sin unas explicaciones pormenorizadas, y, en consecuencia, generando un problema de información que siempre se traduce en volatilidad en las bolsas y riesgo de alguna sesión abrupta en la que muchas veces pierden los que menos saben (los pequeños inversores). Por ahora, a menos que exista algún derivado financiero de nueva creación, parece muy complicado cubrirse ante la posibilidad de que Trump decida colgar un tuit con una medida importante y que las explicaciones sobre el cómo solo lleguen después.
Esperemos que, si finalmente Pedro Sánchez decide crear una tasa sobre un sector tan importante para la bolsa española como es la banca, lo anuncie en rueda de prensa y no a través de las redes sociales. Solo con transparencia evitaremos males mayores para una industria que ya sufre por el retraso en la subida de tipos.