Aún está por verse el alcance definitivo del enfrentamiento comercial que el presidente Donald Trump ha desatado con China. Pero ya está claro que la escalada arancelaria en que ambas potencias se sumen deja sentir sus efectos en Europa.
Ayer, Daimler rebajó sus estimaciones de beneficios tras reconocer el daño que hacen las penalizaciones chinas a los coches que fabrica en EEUU.
Los perjuicios para este gigante mundial de la automoción y del transporte pesado constituyen un serio aviso de los riesgos que se ciernen sobre una de las industrias europeas clave. Pero el automóvil no será la única víctima si la guerra comercial prosigue.
La creciente posibilidad de que el Dax rompa soportes abre el camino a que las bolsas del Viejo Continente sufran mayores caídas.
