
No tengo la menor duda de que Mariano Rajoy no será el candidato del PP en las próximas elecciones. Lógicamente, ahora no lo puede decir, ni tan siquiera insinuar, porque sería tanto como condenarse a ser un presidente amortizado. Pero la realidad es que ya tiene pensado quién le sucederá, que no será otro que el actual presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Sin duda, un buen candidato para enfrentarse al líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
Esta conversación en privado con un destacado ministro del Gobierno ilustra perfectamente cuáles son los planes de Rajoy para el futuro. Pasará a la Historia como un buen presidente, aunque ahora sea muy criticado y vilipendiado por una parte cada vez mayor de la opinión pública. Algo parecido pasó con Adolfo Suárez, Felipe González o incluso José María Aznar. El tiempo pondrá las cosas en su sitio. Todos ellos cometieron errores, pero sus aciertos fueron claramente superiores.
Con Rajoy sucederá lo mismo. Se le recordará por ser el hombre que sacó a España de la crisis; que supo gestionar el final de ETA; que puso fin a la impunidad; que pilotó el cambio en la jefatura del Estado; y que se enfrentó al proceso independentista catalán sin excesos, pero haciendo cumplir la ley.
Pero eso ya es pasado. Lo cierto es que la opinión pública olió el fin de ciclo y eso no hay quien lo remonte. Por tanto, el futuro del PP, como en la película de Michael Ritchie, dependerá de El candidato (1972) que se elija. Feijóo no es Robert Redford, como en el citado film, pero al menos sabe perfectamente que lo único que cuenta en la política es alcanzar el poder; el resto son cuentos de caballería.
Lo mismo ocurre con Rivera, que tiene meridianamente claro que ésta es la oportunidad de su vida para alcanzar La Moncloa. Si no lo logra ahora, muy probablemente se le pasará el arroz, porque son muchas las expectativas que generó. Algo similar le ocurrió a Pablo Iglesias cuando Podemos estaba de moda.
La gran diferencia entre ambos es la experiencia: Feijóo demostró que sabe ganar elecciones y gobernar. Rivera es una página en blanco, con todo por escribir. Esa será la gran cuestión que tendrán que resolver los ciudadanos con su voto. Lo que está claro es que ambos tendrán que ponerse de acuerdo para gobernar este país llamado España.