Opinión

La victoria de Merkel parece clara, ¿pero qué tipo de coalición formará?

  • Solo un descalabro político de Merkel abriría una brecha en Europa
Angela Merkel, canciller de Alemania.

Ante la celebración de las elecciones generales en Alemania este domingo, la canciller Angela Merkel parece contar con suficiente margen frente al resto de candidatos como para salir reelegida nuevamente para un cuarto mandato.

Pero el proceso para llegar a consolidar su supremacía en las urnas no ha sido sencillo en absoluto. Basta con recordar que, a principios de este año, Merkel se encontraba contra las cuerdas, debilitada por su reacción ante la crisis de los refugiados y las críticas que recibía por parte de algunos miembros de su propio partido. Al margen de la controversia interna en la Unión Cristianodemócrata, lo cierto es que, desde finales de 2016, había dos frentes abiertos contra Merkel que preocupaban mucho: por un lado, el partido AfD (Alternativa por Alemania) venía de conseguir sorprendentes triunfos a nivel regional y parecía que podría trasladar su posición de fuerza al ámbito nacional. Por otro lado, en enero de este año, se producía la nominación de Martin Schulz como candidato del SPD, e inicialmente se tradujo en un incremento notable del apoyo ciudadano a su partido, llegando incluso a empatar en intención de voto con la CDU de Merkel.

Sin embargo, a lo largo de la campaña electoral, Schulz no ha sido capaz de ofrecer una verdadera alternativa a la postura inflexible que Merkel mantiene en la zona del euro, y ha ido perdiendo apoyo ciudadano. A cambio, la canciller alemana ha sabido sacar partido a ciertas propuestas económicas de Schulz, como la idea de un fondo de inversiones común para los países de la moneda única. Merkel ha sabido presentar este tipo de propuestas como si se tratase de una unión de transferencias en términos de responsabilidad fiscal. Y eso es algo que duele al electorado alemán que, desde la crisis periférica, tiene la sensación de ser el que financia constantemente a los países irresponsables con sus cuentas públicas.

Gracias a una mejor estrategia electoral por parte de Merkel, desde abril de este año el apoyo a Schulz se ha ido desinflando hasta los niveles actuales, y la intención de voto, a pocos días de las elecciones, pronostica que la CDU conseguirá el 35-38 por ciento de los votos, frente al 20-24 por ciento del SPD. Pero más allá de la victoria de Merkel, lo importante será saber qué tipo de coalición pueda alcanzar para gobernar cómodamente. Y todo parece indicar que dependerá del resultado electoral del FDP (Partido Demócrata Libre). Porque pese al batacazo sufrido en 2013, ahora algunos sondeos hablan de que podrían llegar a obtener el 10 por ciento de los votos.

En ese caso, Merkel podría intentar asociarse con su aliado natural, la FDP, y formar una coalición como la mantenida durante el periodode 2009 a 2013. Si el Partido Demócrata Libre no fuese una opción válida, la CDU tendrá que intentar formar de nuevo la gran coalición con el SPD de Schulz. Cualquiera de estas dos alianzas parece mucho más probable que un Gobierno en minoría, o un acercamiento con los Grüne o con la AfD. Uno de los interrogantes principales gira en torno a los posibles efectos que podría tener para el resto de Europa cada una de las distintas opciones de Gobierno en Alemania. Y la verdad es que, sea cual sea el resultado exacto de las elecciones, probablemente habrá pocas diferencias. En parte, porque cualquier partido que se integre en la coalición lo hará en calidad de socio minoritario, con una influencia limitada. Y otro motivo es el extraordinario consenso existente en la franja central de la política alemana. Aunque los cuatro partidos que podrían entrar en el Gobierno tienen sus diferencias, son sobre todo cuestiones de detalle. Y el consenso es especialmente sólido en lo que respecta a la UE. Si la alianza de la CDU es con el FDP, tal vez Lindner podría presionar para que Grecia salga de la moneda común. Pero siendo un partido minoritario en la coalición, parece poco probable que consiga sacar adelante su propuesta.

Solo un descalabro político de Merkel, que dados los sondeos actuales parece del todo improbable, abriría una brecha en el proyecto europeo y desencadenaría una nueva crisis en el seno de la zona euro, con repercusiones muy negativas a nivel económico y político.

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