
Desde el pasado día 15 de junio se ha hecho realidad el sueño de millones de personas: poder viajar a otro país de la UE sin tener que estar permanentemente vigilando las llamadas realizadas o las aplicaciones del móvil con actualizaciones automáticas, o bien directamente permaneciendo en el extranjero incomunicados. Se trata del fin del roaming, que se presenta como un jarro de agua fría para los operadores móviles que llevan más de diez años intentando evitar que llegara este momento torpedeando cualquier tipo de negociación y acuerdo con Bruselas.
Mediante el Reglamento de Ejecución (UE) 2016/2286, todos los operadores están obligados a eliminar los recargos por itinerancia dentro de la UE y los países asociados de modo que cualquier ciudadano que tenga contratados los servicios de un operador móvil podrá moverse libremente y realizar llamadas o consumir datos con la misma tarifa que tenga en su país de origen. El objetivo de esta medida es contribuir al desarrollo de un mercado único interior de las comunicaciones móviles más integrado, competitivo y eficiente formado por más de 500 millones de consumidores.
Las tarifas de telefonía han ido bajando en los últimos tiempos por la presión de la UE y por la propia competencia, cada vez más intensa, donde las tarifas planas de voz, SMS y datos son una realidad. Sin embargo, el roaming ha supuesto importantes beneficios para los operadores a lo largo de años, con tarifas que han impedido estimular el desarrollo de los mercados. La nueva directiva intentará limitar los excesivos márgenes comerciales que se aplican tanto a nivel mayorista entre operadores y revendedores de tráfico como a nivel minorista en los precios finales que paga el consumidor. En definitiva, se espera que comience un proceso de ajuste de precios mediante la estimulación de una mayor competencia que facilite la digitalización de la sociedad y el desarrollo de la economía basada en la información y el conocimiento.
Todas las operadoras móviles han dejado de aplicar los cargos por itinerancia que solían establecer, aunque algunas ya se habían anticipado eliminando este recargo en países de la UE y en otros como Suiza, Estados Unidos o Turquía. Sin embargo, habrá que esperar a que pase la euforia inicial, pues será entonces cuando las compañías comiencen a cuestionar, no solo la rentabilidad de la medida, sino también la propia supervivencia. Llegado a ese punto, el operador podrá acogerse a la posibilidad de realizar cargos adicionales a sus clientes siempre que demuestre fehacientemente su situación. Estos meses de verano serán de adaptación y análisis (wait and see). A la vuelta se podrá valorar el uso real que han hecho los clientes de este servicio y el impacto que supone en las cuentas de las operadoras, pues ya se encuentran en alerta ante posibles abusos: la aparición del fake roamer o falso itinerante, aquella persona o empresa que contrata los servicios de telefonía móvil con la operadora de la UE que tenga las tarifas más bajas sin ser residente en el país de origen de la SIM o, como la picaresca es algo habitual en determinadas personas, los que tengan varias tarjetas SIM para evitar los controles de las operadoras. Es de esperar que, bien las operadoras apliquen los mecanismos de supervisión adecuados para evitar el "roaming permanente" de un cliente, o bien finalmente suban todas las tarifas como mecanismo para compensar la pérdida de ingresos por estos abusos. El nuevo Reglamento persigue la evaluación del uso razonable y de la sostenibilidad de la medida, lo que puede traer cambios en el futuro que serán mejores o peores dependiendo de lo que ocurra en los próximos meses y de si realmente se consigue una efectiva dinamización del mercado interior europeo.
A primera vista, quienes peor lo tienen son los operadores móviles virtuales (OMV) ya que ofrecen tarifas low-cost para conseguir cuota de mercado gracias a sus menores costes de infraestructura de red. Sin embargo, tienen regulados los precios de interconexión con los operadores móviles con red (OMR), algo que puede jugar en contra si los clientes de dichos OMV hacen un uso intensivo del roaming. De hecho, los OMR dejarán de cobrar por servicios de roaming a sus clientes pero mantendrán las tarifas mayoristas firmadas con los otros operadores virtuales, algo que no contemplaba el fin de los cargos por itinerancia. La directiva sugiere que los operadores deben llegar a nuevos acuerdos más equilibrados para favorecer el fin último de esta medida y la competencia real y efectiva en el mercado europeo.
En definitiva, lo que parece claro es que la ejecución de este reglamento hace que la UE sea, cada vez más, una unión real en lo económico, legal, social y tecnológico. Gracias a esta nueva medida se da un gran paso en la construcción del mercado único europeo favoreciendo el desarrollo de nuevos modelos de negocio basados en la innovación, la tecnología, la movilidad de las personas, la capacidad de las infraestructuras y la cobertura global, lo que estimulará la economía y mejorará la calidad de vida de los ciudadanos europeos de diversas formas. Al menos, más de uno se evitará el terrible susto tras volver de unos días de vacaciones o de trabajo y observar con pavor los cargos por el uso del dispositivo móvil. Sin duda alguna una buena noticia que elimina restricciones al desarrollo económico, favorece la movilidad de las personas, fomenta el desarrollo de la sociedad de la información y supone una importante conquista para los derechos de los ciudadanos de la UE.