Cuentan que, recientemente, varios de los primeros espadas de la cúpula de Isolux, entre los que se encontraba el presidente Nemesio Fernández-Cuesta, acudieron a comer a un céntrico restaurante madrileño. Todos ellos se dirigieron a un reservado, pero antes de poder acceder a tan discreto apartado tuvieron la mala suerte de que otro cliente del establecimiento se percató de su presencia.
Al parecer, esa persona es uno de los acreedores de Isolux y no se mostró dispuesto a que los directivos de la constructora olvidaran ni por un momento la difícil situación que, actualmente, atraviesa su empresa. De hecho, gracias a sus voces y gritos, puso en conocimiento de todo el restaurante los apuros de Isolux, que se encuentra en preconcurso de acreedores desde el pasado mes de abril. De igual manera, todos los presentes se enteraron de que los pagos que tiene pendientes el acreedor suman cerca de 300.000 euros.
