Opinión

Un caso muy diferente de Popular

Liberbank se convierte en objetivo de los inversores bajistas tras la intervención del sexto banco español.

La intervención de Banco Popular por parte de las autoridades europeas, y su venta al Santander, marcó la presente semana. Desde el miércoles, puede decirse que se evitó una quiebra histórica que habría salpicado a todo el sector financiero español. Con todo, se produjeron efectos colaterales negativos. El primero es que accionistas y bonistas perdieron su dinero. El segundo es el estímulo que han recibido los inversores bajistas que apostaron por la caída de Popular, y que ahora buscan más beneficios poniendo en su radar otras entidades españolas. La preferida es Liberbank que, tras retroceder ayer en bolsa un 17,6 por ciento (con picos del 38 por ciento), encadena diez sesiones a la baja. Pese a lo abultado de las cifras, conviene desde ya marcar distancias respecto a Popular. La crisis del banco comprado por el Santander tiene unas hondas raíces en el lastre de más de 35.000 millones que presenta en forma de activos tóxicos. En Liberbank, esa factura es mucho menor (2.951 millones) y la entidad mantiene sin cambios su programa de ventas hasta 2020, así como sus planes para bajar la morosidad. Por las mismas razones, el castigo bursátil que arrastraba Popular fue mucho más prolongado y es difícil compararlo con un ataque localizado, debido a posiciones bajistas, al que ya está dando respuesta el propio consejo de Liberbank. Sin duda, no debe minusvalorarse el alcance que el deterioro bursátil de un banco puede tener. Popular enseña cómo el miedo se acaba transmitiendo a los depositantes y su huida termina estrangulando a una entidad solvente mediante la iliquidez. Ahora bien, ésa es una situación extrema que no debería repetirse en un caso tan diferente como el propio de Liberbank.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky